Willyrex
La boda y la paternidad de Willyrex, o por qué el tiempo pasa demasiado deprisa
La paternidad de Willyrex ha sido celebrada por todos sus seguidores, pero también ha puesto sobre la mesa que el tiempo pasa demasiado rápido.
| 21 Agosto 2019
Qué se puede pensar cuando las personas con las que has crecido maduran. Cuando la vida responsable les atrapa y las convierte en seres responsables, con problemas prosaicos como el pago de las facturas, ir a la compra o discutir por qué serie van a ver en Netflix un sábado por la noche. El paso de la juventud a la edad adulta es un problema que ha existido siempre, y que seguirá existiendo hasta que la humanidad quede devastada por los errores contaminantes del pasado, presente y futuro.
Toda esta entradilla no es más que una excusa para hablar sobre los youtubers. Qué novedad, eh. En este caso, los nombres que ocupan el foco de este artículo son los youtubers primigenios. Los padres fundadores. Los descubridores del nuevo mundo digital que se nos venía encima y que ha traído tanta envidia, polémica y admiración a partes prácticamente proporcionales.
El año 2010 nos trajo dos sorpresas igualmente colosales: España ganó el Mundial y Willyrex subió su primer vídeo. Bueno, quizás nos hemos pasado, pero al menos el éxito del youtube ha durado más que el de nuestra Selección. Guillermo Díaz, nombre de Willyrex, fue una de las primeras grandes figuras de Youtube España, allá cuando la plataforma era un lugar de felicidad donde las cifras de suscriptores y el dinero no eran el centro de atención.
Nueve años después, el mismo Guillermo Díaz, de más altura, con más barba, de voz más grave y con la timidez erradicada, ha anunciado en su cuenta de Instagram que se casa [ACTUALIZACIÓN 2020: VA A SER PADRE]. El día anterior, PewDiePie subía fotografías de su boda con Marzia Bisognin, su novia de toda la vida y que también pudimos ver en su canal de Youtube. Pocos días antes, Luzu hacía lo propio con Lanita, también su acompañante habitual en su canal.
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mayores. No estoy descubriendo nada nuevo, pero es algo que se vuelve casi imperceptible. No soy original cuando digo que el ser humano no está hecho para vivir en el presente (todo el crédito pertenece a Rodrigo Cortés). El pasado es como un buen vino: cuanto más pasa el tiempo, mejor sabe. Mientras que el futuro es la eterna promesa de una vida mejor, de unas expectativas que esperas cumplir y que no siempre se consiguen.
Decía John Lennon que "la vida es eso que pasa mientras haces planes". Actualmente la frase tendría que cambiarse por: "la vida es eso que pasa mientras ves casarse a los youtubers". Al fin y al cabo, toda esta lista de eventos pone sobre nosotros el punto rojo con el que nos apunta el francotirador del tiempo. La amenaza de que los días, las semanas, los meses siguen pasando en nuestros calendarios, y no tenemos la certeza de que todo cambia a nuestro alrededor. De que seguimos igual que antes y, para bien o para mal, no progresamos, no evolucionamos. Y quien diga lo contrario, miente.
Ah, que Willyrex se va a casar de verdad.
— Ibai (@LVPibai) August 21, 2019
Y parece que fue ayer cuando subía gameplays del Black Ops. Ahora mismo siento que tengo 57 años es una sensación terrible.
La vida sigue para todos. Unos llegan, otros se van. Terminas los estudios y comienzas a trabajar (o a plantearte qué hacer con tu vida). Conoces a esa chica o a ese chico con el que conectas y piensas que nada puede ir a mejor. Pero todo eso se desvanece cuando la relación se rompe, y piensas que nada puede ir a peor. Al final, lo que debemos sacar de la boda de Luzu o de PewDiePie, o de la paternidad de Willyrex, es que el tiempo pasa muy deprisa, y no nos damos cuenta. ¿Cuántos de los que están leyendo esto volverán cuando terminen el artículo al postureo de las stories o a las peleas de Twitter?
Todo eso está bien, porque la vida es un devenir de altibajos con grandes valles entre medias. Son nuestras decisiones durante esos momentos de relativa calma las que construyen lo que está por venir. Y sí, tienes todo el derecho a echar de menos aquellas tardes adolescentes en las que te sumías en Youtube y nada podía perturbarte. A quejarte porque toda la comida que te gusta es la que más engorda, porque tu 'crush' no te hace caso y porque el verano se acaba. Pero sobre todo, va siendo hora de admitir que los tiempos son diferentes, y que nosotros también lo somos. Es el momento de hacer retrospectiva y aceptar que nada es, ni volverá a ser lo mismo.