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La guerra entre Rusia y Ucrania destapa nuevas (y distópicas) formas de donar dinero: esto no es 'Call of Duty'
El ejército ucraniano está recibiendo financiación masiva mediante bitcoins o plataformas como Patreon para comprar armas por parte de individuos y agrupaciones de todo el mundo, al margen de los dictados gubernamentales. La 'neoguerra' tiene estas consecuencias.
02 Marzo 2022
|Ante tragedias humanas, políticas y sociales es habitual ver a la sociedad ser todo lo solidaria que se le presupone. En los momentos complicados siempre se suele arrimar el hombro para que el de al lado no lo pase tan mal. Para eso están las ONG, los bancos de alimentos o cualquier plataforma que sirva como canal para que todos los interesados pueden ayudar a los afectados. Una hambruna, una catástrofe natural, una crisis migratoria... diversos son los motivos por los que se ha donado siempre, ya fuera sangre, alimentos o dinero.
Esta vez, sin embargo, el problema ha sido diferente. Ha sido una guerra la que ha despertado el interés de los donantes, y no precisamente para ayudar en materia alimentaria o sanitaria, que también. El dinero ha ido directo a financiar las armas que sean necesarias para enfrentarse al contrario en los primeros compases del conflicto, mucho antes de que la Unión Europea decidiera ayudar de manera activa. Pero claro, financiar una guerra no es lo mismo que dar dinero para paliar las consecuencias de una crisis climática o de una hambruna. Se tiene que hacer mediante otros estándares, sin control estatal o de las organizaciones. Es aquí donde entran actores fundamentales en la economía global del presente, pero sobre todo del futuro: plataformas como Patreon y el comercio a través de criptomonedas.
Detrás de esta forma de encarar la 'neoguerra' está la asociación ucraniana Come Back Alive. Creada en 2014 y ligada estrechamente a militares y veteranos de guerra ucranianos, cuya principal misión es potenciar las Fuerzas Armadas de Ucrania y darle "una ventaja táctica" con respecto a los rusos. Cabe recordar que en 2014 se desató el llamado Euromaidán, el golpe de estado ucraniano y la disputa entre las fuerzas pro-OTAN y prorrusas, por lo que parece una iniciativa con intereses cercanos al primero de ambos.
Conscientes del respaldo mediático e ideológico de gran parte del planeta con el que cuentan, Come Back Alive ha aumentado sus esfuerzos para pedir ayuda económica internacional, algo que en realidad lleva haciendo desde hace unos años. En un momento en el que el apoyo militar por parte de la UE y la OTAN ha sido escaso, Come Back Alive ha recibido una inyección económica sin precedentes por parte de todos los rincones del planeta. Para ello, crearon una cuenta en Patreon y en la plataforma de donación Savelife.
Lo más distópico de todo es que, en la cuenta de Patreon, ya cerrada por el sitio web por alentar la violencia, se observaban diferentes dibujos de armas o material explosivo, cada cual identificado con la cantidad de dinero que se donaba. La forma de ilustrarlo y de elegir el tipo de donación provocaba una sensación de estar eligiendo el arma para el combate, como si se tratase de un videojuego.
La cuenta se activó en el año 2020, pero con el estallido del conflicto aumentó su popularidad y se viralizó su polémico contenido, obligando a Patreon a cerrarla. El sistema de mecenazgo ha expuesto en su blog la principal razón por la que ha bloqueado la cuenta: basar la recaudación en la compra de armas. Come Back Alive aseguraba que el dinero iría dirigido a la adquisición de de más de 1.500 tablets con software para artilleros de Gunnya-Armor, 230 cuadricópteros, 45 sistemas móviles de vigilancia y más de 60 vehículos militares.
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En el propio blog, Patreon propuso como alternativas otras organizaciones benéficas que benefician a los ucranianos, como la Sociedad de la Cruz Roja de Ucrania, Voices of Children y Revived Soldiers Ucrania. La respuesta de Come Back Alive no se ha hecho esperar, mostrando su desacuerdo a través de una publicación en Facebook por haberlo cerrado sin previo aviso en una situación muy complicada para Ucrania.
Más de 10 millones de euros recaudados
Otra de las vías, esta todavía activa, para donar a Come Back Alive, es a través de la plataforma digital Savelife. Aquí ha desaparecido el catálogo de armas, pero en ella se puede acceder a un Excel totalmente libre en el que se observan las donaciones de los últimos años completamente detalladas: desde el país de origen, pasando por la empresa o entidad que dona, hasta la cantidad de dinero exacta.
Lo que más llama la atención es la enorme cantidad de movimientos económicos que aparecen registrados, ya sea mediante SWIFT, Bitcoin o Ethereum. La lista, sobre todo en febrero, es infinita, lo que ha aumentado la recaudación hasta superar con creces los 10 millones de euros. ¿De dónde proviene el dinero? De particulares o grupos europeos mayoritariamente, aunque destaca la cantidad de donaciones provenientes de Taiwán. A primeras, puede explicarse desde el punto de vista del paralelismo del país taiwanés y China con respecto a Ucrania-Rusia, pero no por ello deja de ser menos sorprendente.
Sin importar la procedencia, impacta la cantidad de bitcoins que se están transfiriendo a la cuenta de Come Back Alive las últimas semanas, incluido una donación anónima por un valor de 3 millones de dólares al cambio. ¿Quiénes están detrás de esta financiación militar?
¿Es positiva tanta solidaridad para financiar una guerra?
Siempre hemos visto la solidaridad y la ayuda caritativa como algo positivo en nuestras vidas. Ayudar al prójimo siempre está bien, y más cuando está en situaciones tan delicadas como una crisis humanitaria, natural o una guerra. Sin embargo, estas nuevas formas de financiación dejan algunas dudas en el aire. En primer lugar, ¿hasta qué punto es positivo aportar dinero para la compra de más armas en lugar de ayudar mediante material sanitario o alimentario? Es cierto que las fuerzas ucranianas no se van a defender con vendas, pero publicitar al extremo la ayuda armamentística puede empeorar todavía más el conflicto.
Por otro lado, la visión occidental pone al hombre europeo o estadounidense en el centro de todo, y cuanto más lejano vemos un conflicto menos interés mostramos. A eso se le añade nuestra comodidad de primer mundo, que nos permite dirigirnos a los conflictos como si fuesen películas o misiones de videojuegos. Son numerosas las publicaciones en redes sociales tratando los vídeos que aparecen con una frivolidad absoluta, o metiendo dinero a Patreon para escoger el arma que más les gusta, como si fuera una skin de Fortnite. La 'neoguerra' tiene estas cosas.