Superclásico River-Boca: de ser el partido más esperado al de la vergüenza mundial

GTRES

Argentina y la violencia en el fútbol: un problema que va más allá de las gradas

La suspensión del partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores entre River Plata y Boca Juniors deja en evidencia a un país en el que la violencia en el fútbol constituye un grave problema social que está muy lejos de ser erradicado.

Por Javier Fernández  |  27 Noviembre 2018

La RAE atribuye 9 acepciones para la palabra pasión. Entre ellas se encuentran "acción de padecer", "inclinación o preferencia muy vivas de alguien hacia otra persona", "apetito de algo o afición vehemente a ello" y "perturbación y afecto desordenado del ánimo". Estos cuatro significados encajan con la concepción que se tiene en el mundo del fútbol sobre la pasión, pero solo el primero de ellos casa a la perfección con el fútbol argentino.

Dispositivo policial ante la final de la Libertadores.
Dispositivo policial ante la final de la Libertadores. gtresonline

Porque lo que padece el fútbol argentino está muy lejos de ser pasión, es más un grave problema social que se ha llevado la vida de más de 300 personas desde los años 20 según la organización Salvemos Al Fútbol. En uno de los últimos casos, ocurrido en noviembre de 2017, los hinchas más fanáticos de Belgrano golpearon y arrojaron desde la grada del Estadio Mario Alberto Kempes a Emanuel Balbo, de 22 años, por creer que era seguidor del Talleres de Córdoba, equipo rival de la ciudad. Los médicos constataron que el joven tenía una herida de bala a la altura del abdomen. Un año antes, Eduardo Cicchino fue apuñalado hasta la muerte en un bar de San Telmo por cantar un gol de Boca Juniors.

Estos hechos ocurrieron 4 años después de que la Asociación de Fútbol Argentino prohibiera la entrada en los campos de fútbol a las aficiones rivales. La medida fue de carácter nacional, se extendió a todas las categorías y se emitió un día después de que un aficionado de Lanús muriera en el estadio Ciudad de La Plata, campo de Estudiantes, en condiciones no muy claras, ya que un amigo suyo afirmó en el diario La Voz que a su colega le había matado la policía de un balazo de goma.

Y es que la mezcla de violencia, inseguridad y descontrol que vive el fútbol argentino no es solo culpa de los 'Barras Bravas', nombre con el que se conoce a los ultras de los equipos. La policía y el gobierno tienen también mucho que ver, como volvió a quedar claro el sábado 24 de noviembre, día en el que se tenía que haber disputado la vuelta de la Copa Libertadores entre River y Boca en el Estadio Monumental, campo de los 'Millonarios'.

Una autoridad en entredicho

Patricia Bullrich, ministra de seguridad afirmó que, teniendo en cuenta que Argentina iba a albergar la reunión del G-20, el Superclásico, tal y como se conoce al partido entre los dos equipos más populares del país, parecía algo "bastante menor". El resultado lo conoce todo el mundo: ataque con botellas y gases lacrimógenos al autobús de Boca Juniors, jugadores del equipo bostero lesionados y el partido suspendido. La situación ha llegado a tal punto que los directivos Xeneizes han reclamado que no se dispute el encuentro y que la Conmebol aplique las sanciones correspondientes que podrían llegar hasta dar el partido por ganado a Boca y entregarle así la Copa Libertadores. Se escudan en que en otro Superclásico, Boca terminó eliminado de la Copa Libertadores de 2015. Ocurrió en los octavos de final, aunque la diferencia es que en ese caso el gas pimienta se echó en el estadio.

La irresponsabilidad del gobierno es máxima, y ya hay dimisiones por ello. Martín Ocampo, Ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires ha renunciado a su cargo después de que él, y la propia ministra Bullrich, fueran denunciados en los tribunales por el fallido dispositivo policial del River-Boca. Y lo peor es que todo el mundo sabía que esto podía a ocurrir. Varios portales argentinos se hicieron eco de dos hechos que tendrían que haber puesto en alerta a las autoridades: el tiroteo a una persona que llevaba la camiseta de River y el incendio de una casa provocado por un hombre tras discutir con otro individuo acerca del Superclásico.

Complicidad con los 'Barras Bravas'

Ante toda esta locura uno se pregunta qué hacen los propios clubes de fútbol al respecto. Tampoco están exentos de culpa. Mónica Nizzardo, fundadora de Salvemos al Fútbol, aseguró en el documental sobre 'Barras Bravas' realizado por Jon Sistiaga que los ultras argentinos hacen negocios "dentro de los clubes de fútbol" y que a lo largo de la semana hacen de "mano de obra" tanto para "la cuestión de los sindicatos como para los partidos políticos". Esto puede ayudar a entender qué hacían 300 entradas para el River-Boca junto a siete millones de pesos en la casa de Héctor Caverna Godoy, líder de 'Los Borrachos del Tablón', la hinchada ultra de River Plate.

Si la policía no puede contener la violencia y los clubes de fútbol hacen negocio con ella, ¿qué solución queda? Probablemente la respuesta sea una mayor y más efectiva acción estatal. Eso estaría bien si no fuera porque en 2014, con motivo del Mundial de Brasil, se creó una organización llamada Hinchadas Unidas Argentinas, apoyada por el Estado Nacional según Juan Manuel Lugones, secretario ejecutivo de la Agencia Provincial de Prevención del Deporte (APREVIDE).

Por lo tanto, establecer quién puede ofrecer un antídoto que cure al fútbol argentino se antoja imposible. ¿Pueden ser los clubes de fútbol que se lucran con los 'Barras Bravas'? ¿Del Estado que, si bien no financia los viajes de los ultras por todo el mundo, minimiza el problema y no es capaz de garantizar la seguridad ni de los espectadores ni de los jugadores en un partido? No se puede celebrar encuentro alguno si hay miembros de un equipo que temen "llegar a morir", como dijo Pablo Pérez, capitán de Boca Juniors.

Pablo Pérez, jugador de Boca Juniors, lesionado tras el ataque al autobús.
Pablo Pérez, jugador de Boca Juniors, lesionado tras el ataque al autobús. gtresonline

Problema social de fondo

Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? ¿Cuál es la causa de toda esta vorágine de violencia? El antropólogo argentino Héctor Lahitte dijo al periódico El Día, con motivo del asesinato de Emanuel Balbo, que la sociedad argentina vivía en "un momento en que la interacción social está en un punto álgido" lo cual se reflejaba en la violencia cotidiana. Según él, la sociedad atravesaba un proceso de cambio propio de las crisis, y dio a entender que los comportamientos violentos están íntimamente relacionados con este hecho.

"¿Dónde traslada Argentina su violencia? A un actor central de nuestra vida, que es el fútbol" comentó el periodista Ezequiel Fernández Moores en unas declaraciones para RTVE. El denominado deporte rey se convierte entonces en una vía de escape para una sociedad argentina que ha sufrido mucho en los últimos tiempos, ya que el país ha tenido que ser rescatado económicamente por el FMI, obligado a hacer un duro ajuste en sus cuentas como respuesta.

Palabra de 'D10S'

Hasta el futbolista más importante en la historia del país sudamericano ha criticado la situación que se vive en su tierra con respecto al fútbol. "En Argentina, hoy es un terror ir a la cancha", comentó un Diego Armando Maradona avergonzado por todo lo que sucedió en la previa del River-Boca. Estas palabras ayudan, sin duda, a comprender mejor esta lacra que vive el país latinoamericano.

Al escritor uruguayo Eduardo Galeano se le atribuye la siguiente frase: "No hay nada menos vacío que un estadio vacío". Por eso, para disfrutar del fútbol es necesario escuchar (esta vez sí) a Maradona y no manchar la pelota. Finalmente, la final tendrá lugar el 8 o el 9 de diciembre fuera de Argentina. El daño ya está hecho. Esperemos que sirva de punto de inflexión para no repetir este salvaje e indigno espectáculo nunca más.

Artículos recomendados