Stonewall, el comienzo de la lucha por los derechos LGTBIQ+
Un 28 de junio de 1969 se produjeron los primeros grandes altercados de la oprimida población LGTBIQ+ contra la policía por sus derechos. Desde los disturbios de Stonewall Inn se han conseguido avances, pero todavía queda camino por recorrer.
28 Junio 2022
|Los años 60 fueron años de protestas de varios colectivos en los Estados Unidos. Las protestas contra la desigualdad hacia la población negra se sucedieron durante toda la década, así como los movimientos antibelicistas provocados por la presencia de Estados Unidos en la guerra de Vietnam y, relacionado con esto último, el verano hippie de 1967. Una década convulsa en la que fallecieron JF Kennedy, Martin Luther King y la población se echaba a las calles para protestar por aquello en lo que creía.
Una década de lucha por los derechos
Sin embargo, un importante sector de la población que mantenía una posición de desigualdad e injusticias continuas contra ellos, sin embargo, no había llegado a unirse de forma significativa en una sola voz que luchara por sus derechos era la población homosexual, o lo que hoy más correctamente se denomina, colectivo LGTBIQ+. En aquellos tiempos en la mayoría de los países era ilegal cualquier manifestación de inclinaciones homosexuales, ya fuera en lugares públicos como privados. Y realmente, aunque no hubiera estado regulado por la ley, el estigma social con el que contaban las personas no heterosexuales era muy grande. Por ello, en la mayoría de los casos, vivían su homosexualidad desde la clandestinidad.
Uno de los pocos locales que permitía entonces que las personas con una sexualidad diferente de la socialmente aceptada podían "expresarse libremente" era el Stonewall Inn, un antro de la ciudad de Nueva York. Un lugar propiedad de la mafia; dato curioso teniendo en cuenta que se supone que son católicos, y por ende más cerrados a estas formas de vida; pero claro, 'poderoso caballero es don dinero'. Claro que también era el dinero lo que mantenía a la policía relativamente alejada de su clientela, concretamente los sobornos de la mafia a miembros del cuerpo. Estamos hablando de un lugar con unas condiciones higiénicas insalubres y precios exorbitados, pero aun así era un paraíso de tolerancia en comparación con la sociedad de entonces. Pese a todo, las redadas eran algo habitual en el Stonewall Inn.
La llama que prendió la revolución
Hace 50 años de la más famosa, y la que dio lugar al estallido de protestas por los derechos y libertades de las personas LGTBIQ+. Después de este tiempo se han conseguido muchos de los objetivos, pero todavía se sigue luchando por la igualdad de derechos y el respeto total por parte de autoridades y sociedad en todo el mundo. Aquella revuelta no estuvo organizada, fue una combustión espontánea de la rabia que tarde o temprano tenía que salir contra un sistema que les atacaba y oprimía sin piedad alguna.
La redada comenzó como era habitual, sacando en fila a todos los clientes presentes en el bar, pero la resistencia a identificarse de muchas personas, la huida de una detenida y el hecho de que la gente no se marchó para que no les reconocieran como era habitual permitieron que comenzara una lucha a la que se unió gente que no se encontraba en el local, y que originó protestas y altercados durante varios días. Por primera vez hubo resistencia, la gente no se avergonzó de su condición y consiguieron poner en jaque a la policía durante un tiempo. Fue un 28 de junio de 1969, para hacerse una idea, dos semanas antes de que Neil Armstrong pisara la Luna, y hasta este mes de junio el organismo de la Policía de Nueva York, organizador de la redada, no había pedido disculpas por sus acciones. Por supuesto, es una acción que no tiene consecuencias positivas reales, pero es un gesto muy difícil de ver en instituciones estadounidenses, lo que le da una importancia mayor.
Desde el año siguiente, comenzaron a extenderse las protestas por otras grandes ciudades de los Estados Unidos, conmemorando estas reivindicaciones y, como sabemos, la semana del Orgullo LGTBIQ+ es una festividad que se celebra en muchos países del mundo, aunque no tantos como nos gustaría.
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La tolerancia se extiende, pero no suficiente
España no fue uno de los países pioneros en este aspecto, principalmente debido a los años de dictadura, pero en los últimos años los avances han sido claros. Desde hace unos quince años se concedieron derechos como el matrimonio o la adopción. Cantantes, políticos y otras personalidades han dado su apoyo al colectivo de forma incondicional y siguen visibilizando su situación. A parte de la festividad del Orgullo, probablemente el evento más cercano y reivindicativo LGTBIQ+ sea el Festival de Eurovision, con unas audiencias millonarias año tras año.
Porque todavía quedan metas por alcanzar. Catar ha anunciado penas de hasta 11 años de cárcel a quienes muestren una bandera arcoíris durante el Mundial. Irán, Afganistán, Pakistán, Arabia Saudí, Sudán, Somalia, Yemen, Nigeria y Mauritania siguen considerando la homosexualidad un crimen merecedor de la pena de muerte. La gran mayoría de los territorios africanos lo consideran un delito, y si no lo hacen, la protección contra la discriminación es mínima o inexistente. Solo Sudáfrica, Mozambique y Zambia tienen una legalidad para evitar esta discriminación tan habitual en el resto del continente.
Pero la LGTBIfobia no solo está presente en países africanos o del golfo Pérsico. Lugares como Rusia, Bielorrusia o Turquía, aunque (en teoría) no penalicen a las personas que formen parte del colectivo LGTBIQ+, efectúan unas políticas muy polémicas al respecto debido a los prejuicios aún existentes en aquella zona, y en algunas regiones, como Chechenia, perteneciente a la Federación Rusa, sí que se lleva a cabo una persecución contra unos homosexuales, que según el presidente checheno Razvan Kadyrov, "son demonios".
Ni siquiera todos los países europeos conceden el derecho a la adopción o al matrimonio de las parejas homosexuales, y la situación laboral de ciertos grupos dentro del colectivo sigue siendo muy complicada. Por lo tanto, cuando hay gente que dice que "ya no es necesario la fiesta del Orgullo", se le puede contestar todos los derechos que aún no se han conseguido, y los lugares para los cuales se debe reivindicar desde todos los puntos del mundo.