Reverse graffiti, el arte de limpiar paredes
El graffiti inverso ('reverse graffiti') busca reivindicar el grado de suciedad que existe en las ciudades, creando arte urbano a través de la limpieza de muros o paredes.
03 Noviembre 2020
|Hoy en día se sigue considerando el graffiti como un acto de vandalismo por parte de los ayuntamientos. ¿Pero, y si el verdadero vandalismo fuera tener las calles y los espacios públicos de las ciudades tan sucios, y no precisamente por los graffitis? Bajo esta premisa surge el graffiti inverso o reverse graffiti, una original respuesta de los artistas urbanos ante la persecución y criminalización que han sufrido durante décadas.
El graffit inverso, un arte (muy) urbano
El reverse graffiti como concepto, sirve para poner una denominación cool a algo que llevamos haciendo toda la vida: hacer ver a alguien que no está cuidando lo suyo como es debido. Con este ejemplo es más sencillo comprenderlo: el "lávame" o "wash me" que dibujamos con los dedos en las ventanas polvorientas de los coches sucios es el graffiti inverso más simple, común y efectivo. Una técnica de graffiti inverso universal, que incluso ha valido como campaña de publicidad de coches, como esta que vemos de Mitsubishi en Portugal.
Lo cierto es que el famoso "wash me" va mucho más allá de la broma. Señala al propietario del vehículo y lo pone en evidencia en su barrio, obligándole a entrar en el coche sin que le vea nadie para no ser identificado como ese dejado conductor que cuida así de su transporte privado, y llevándolo lo antes posible a un lavado de coches. Objetivo cumplido.
Ahora bien, ¿qué sucede si esto se hace a lo grande, señalando a los gobiernos en vez de a un conductor random? Pues que tenemos los reverse graffitis, el street art que limpia paredes sucias creando de paso arte sobre ellas.
Pero esto no es tan sencillo como pintar con el dedo una palabrota o un pene en la luna del coche. Se requiere tiempo, técnica y dedicación. La mayor parte de los artistas del graffiti inverso realizan unas plantillas con el dibujo, las sitúan encima de la pared y abren el agua a presión. Los resultados son espectaculares. Además, como en toda corriente artística, hay variaciones en la forma. Algunos echan mano del disolvente para unos resultados más duraderos, mientras que otros profundizan en los detalles con cepillos de dientes.
Paul 'Moose' Curtis, de cocinero a pionero del reserve graffiti
En 2003, Paul Curtis trabajaba como cocinero en un restaurante británico. Desesperado por una cocina con la que Chicote pondría el grito en el cielo, decidió ser proactivo y limpiarla de una vez por todas. Quién sabe si por casualidad o destino, de su primer repaso salió un dibujo cuyo contraste con la suciedad de alrededor le aportaba una magia especial. Ese día, la vida de Paul Curtis, más conocido artísticamente como 'Moose', cambió para siempre.
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Desde entonces, y durante casi dos décadas, 'Moose' ha viajado por todos los lugares del mundo dejando su arte y creando un estilo ahora internacional. El 'Bansky inverso' no tiene la fama del gran artista de nuestro tiempo, pero su propuesta le ha valido el reconocimiento y la colaboración con importantes marcas, al igual que numerosos proyectos mastodónticos, como el que realizó en 2008 con Green Works para devolver a la ciudad de San Francisco la vegetación que había perdido en el espacio donde ahora se sitúa el túnel de Broadway... aprovechando la suciedad de ese mismo túnel.
"Intento dar voz a la naturaleza. Su voz está plasmada en suciedad como podría estarlo en sangre". La frase de Paul Curtis explica a la perfección el sentir de estos graffiteros con respecto a la acuciante crisis medioambiental. Ya no hay pintores que reflejen en un cuadro los problemas de su época, como pasó con el arte hasta la Segunda Guerra Mundial, ahora las acciones son diferentes. Y el reverse graffiti es una forma de exponer la degradación de los espacios públicos, dentro de una corriente artística denominada Pollution Art, que pone en tela de juicio la situación crítica de nuestro planeta.
Los gobiernos, como era de esperar, no reconocen el graffiti inverso como arte ni han mostrado una mínima autocrítica. Sin embargo, no pueden multar a los Paul Curtis, Alexandre Orion y tantos otros, porque limpiar los muros no es (todavía) un delito. La medida que muchos ayuntamientos están tomando es limpiar toda la pared para evitar las miradas furtivas de la población, como aquel conductor que se veía obligado a lavar su coche sucio. El reverse graffiti siempre gana.