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El VAR, fichaje estrella del fútbol español, explicado
La revolución futbolística en el siglo XXI ha venido de la mano del videoarbitraje. Este añadido al deporte de élite, promovido por el presidente de la FIFA Gianni Infantino desde su llegada al cargo en 2016, ha tenido al fin su acogida en España, que ha dejado de estar a rebufo de las otras grandes ligas europeas en lo que a modernización se refiere.
22 Agosto 2018
|La necesidad de hacer del fútbol un deporte más justo ha ido de la mano con la incorporación de las nuevas tecnologías. Las instituciones futbolísticas han trabajado codo con codo para acabar con las grandes polémicas de la historia y facilitar el trabajo del colectivo arbitral, siempre sometido a presión constante por parte de las aficiones locales, y los cambios han podido apreciarse con gran acogida en la mayoría de casos.
Entre los principales impulsores de esta revolución se encuentra Gianni Infantino, presidente de la FIFA desde el año 2016 y partidario de acercar el deporte rey a todos los rincones del planeta de una manera inclusiva. En pos de conseguir la mayor limpieza en los terrenos de juego y aplicar el reglamento de forma correcta incluso cuando el ojo es incapaz de captar algunas situaciones, el máximo organismo del fútbol internacional otorgó al exfutbolista holandés Marco van Basten la responsabilidad de la dirección general para el desarrollo técnico, cuyo principal cometido era el de construir una guía de actuación eficaz y ágil para que los colegiados pudieran apoyarse en las cámaras de vídeo en acciones decisivas.
De esta manera surgió el VAR (Video Assistant Referee), que realiza un seguimiento en directo de los encuentros bajo el control de unos asistentes en cabinas multipantallas, un soporte de valor para las decisiones del árbitro principal. Pese a la intención de sumar al espectáculo además de erradicar parte de la controversia de determinadas jugadas, el videoarbitraje también ha contado con detractores, que han argumentado la pérdida de ritmo a consecuencia de los parones, la imposibilidad de erradicar los debates o la imposibilidad de usarlo en todas las decisiones arbitrales erróneas.
Primeras pruebas para el VAR
Con el visto bueno de la IFAB (International Football Association Board, encargada de establecer el reglamento) en 2016, arrancó un periodo bianual de prueba en el que la formación arbitral estuvo encabezada por el carismático excolegiado Pierluiggi Collina. La misión principal de estos ensayos, llevados a cabo primeramente en partidos de categorías inferiores o en amistosos de selecciones, era ejecutar un plan de intervención claro que permitiera la fluidez en el juego. El asistente de vídeo, que dejó ciertas dudas en sus estrenos, necesitó de rodaje y de aleccionar a deportistas y jueces ante una novedad tan rompedora con los esquemas de antaño.
Fue durante el Mundial de Clubes 2016 cuando el VAR se presentó ante el gran público, donde entró de lleno en un par de duelos. Su función, que dividió las opiniones de los aficionados, recibió el beneplácito de otras instituciones. En consecuencia, las cámaras volvieron a verse al año siguiente en competiciones de calado como la Copa Confederaciones, la Major League Soccer estadounidense o, de manera más reciente, el Mundial de Rusia 2018.
El gran torneo de naciones ha sido la ventana que hacía falta para cambiar el 'chip' de los futboleros. A base de aciertos en situaciones comprometidas, el VAR se ha ganado el respeto de la gran mayoría, llegando a alterar el concepto que se tenía de esta innovación tecnológica. Aunque bajo un papel secundario, el ya famoso asistente llegó a participar incluso en el Francia-Croacia de la finalísima que citó frente al televisor a medio mundo.
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Casos en los que puede utilizarse
Con las tecnologías, las discusiones alrededor de los árbitros han amainado, pero no han tocado a su fin. Siempre habrá un hueco para la interpretación en los lances más dudosos y reproches en incidentes no sometidos a evaluación por el videoarbitraje. Si la sala de vídeo tuviera que intervenir en cada suceso sobre el césped, entonces podría saberse la hora de inicio de los choques, pero nunca la del pitido final.
Para interrumpir lo menos posible, son solo cuatro las cuestiones en las que podrá intervenir:
- Goles cuya legalidad esté bajo interrogante
- Sanciones de roja directa
- Jugadas susceptibles de ser penalti
- Confusión en la identidad de los jugadores al ser amonestados
En ningún caso podrá ser reclamado por los banquillos ni por los futbolistas, sino que serán los asistentes de la sala (en contacto siempre a través de un pinganillo) quienes recomendarán al juez principal acudir a la banda para revisar lo acontecido. Tampoco el VAR podrá mutar una decisión tomada, sino que debe ser el árbitro de campo quien tenga la última palabra y retractarse (o no) de lo que señaló en primera instancia.
¿Cómo hubiera cambiado la historia?
El fútbol parecía resignado a existir con la mochila de las injusticias, de la polémica y de los 'robos', llevando al término de los 90 minutos a un desgaste verbal incesante, airado y que no lleva a ninguna meta. Sin embargo, dicho problema ya había sido resuelto en deportes más minoritarios como el hockey, el baloncesto o el tenis. Todo fuera por que los méritos primen sobre las malas apreciaciones.
Por ello, el 'ojito derecho' de los colegiados ha sido recibido con los brazos abiertos, al igual que otras novedades añadidas con menor revuelo como los aerosoles evanescentes que marcan las distancias respecto a las barreras o el ojo de halcón que evita los llamados 'goles fantasma' en los que es difícil vislumbrar si el esférico ha superado la línea de gol en su totalidad. Este último invento, que se ha instaurado con éxito en varios países, se ha resistido a cruzar la frontera española al cumplir una función que puede desempeñar el VAR (aunque sin la misma precisión).
Lo más nuevo
Ahora que la imparcialidad está bajo seguro en el fútbol, resulta complicado no recordar algunos de los famosos 'tongos' históricos. ¿Hasta dónde hubiera podido llegar la Selección Española en el Mundial de Corea y Japón? ¿Cuándo hubiera sumado el Real Madrid su séptima Champions si no se hubiese concedido el gol de Mijatovic en la final? ¿Sería el FC Barcelona el primer club en celebrar un 'sextete' de haber habido asistentes de vídeo en Stamford Bridge? La lista de reproches puede ser interminable.
Para bien o para mal, según los colores de cada uno, los fallos arbitrales han marcado el devenir de la historia. Han provocado sonrisas de felicidad y llantos de impotencia casi a partes iguales. Sin embargo, el VAR provocará que estas emociones se den exclusivamente en función de la labor de los verdaderos protagonistas, que no son otros que los que se visten de corto y patean la pelota ante la atenta mirada de miles de seguidores.
Un fichaje de relumbrón para LaLiga
Los torneos nacionales dieron la bienvenida a la tecnología, casualmente, en Tánger. La ciudad marroquí fue testigo de una Supercopa de España que fue seguida por primera vez desde una sala de videoarbitraje que se estrenó con buen tino. El sevillista Pablo Sarabia fue el primer jugador que sufrió en sus carnes la primera revisión y la moneda cayó de su lado, evidenciando la legalidad de un tanto suyo que había sido sancionado por posición antirreglamentaria de forma previa.
Además, la máxima categoría del fútbol español se ha puesto en marcha con un foco de atención compartido en todos los estadios de LaLiga Santander 2018/2019. Para que la revolución se extienda hasta la Segunda División habrá que esperar un año más. El movimiento constante del mercado de fichajes no ha podido robarle protagonismo a una incorporación de la talla del VAR, que ha aumentado el número de ojos controlando el juego. Ya en la primera jornada liguera ha dejado verse en diferentes situaciones: anulando un tanto en el Estadio de La Cerámica, concediendo un gol que no había sido concedido en primera instancia en Vallecas o poniendo de manifiesto un penalti que se había señalado fuera del área también en el feudo franjirrojo.
No obstante, el VAR es un éxito todavía por pulir, pero que ha llegado para quedarse. Aunque su tasa de acierto es bastante alta, las malas interpretaciones han dado lugar a disconformidades y, en otros momentos, se ha echado en falta una intervención en las señalizaciones que no ha sido considerada en vivo. Pero al ser una novedad, su capacidad de progresión y la susceptibilidad para mejorar invitan a pensar en que ha llegado la hora de despedirse de los 'robos' más sonados en la historia del fútbol y respirar el deporte rey de una manera más sana. No solo los colegiados han de adaptarse a los nuevos tiempos, sino que ahora también las quejas de deportistas, gradas y cuerpos técnicos caen por su propio peso al segundo, así como el teatro de los futbolistas a pie de campo.