El arte como inspiración del cine: 8 escenas de películas basadas en cuadros
Nada como inspirarse en cuadros legendarios para expresar a la perfección un sentimiento, secuencia o paisaje concretos. Estas ocho películas famosas se basaron en grandes obras de arte para recrear determinadas escenas.
18 Noviembre 2021
|- 'La Torre de Babel' de Pieter Bruegel en 'Metrópolis' (1927)
- 'La ronda de los presos' de Vincent Van Gogh en 'La naranja mecánica' (1971)
- 'El imperio de las luces' de René Magritte en 'El exorcista' (1973)
- 'Arquitectura al claro de luna' de René Magritte en 'El Show de Truman' (1998)
- 'Saturno devorando a su hijo' en 'El laberinto del fauno' (2006)
- 'Cabeza VI' de Francis Bacon en 'El caballero oscuro' (2008)
- 'El beso' de Gustav Klimt en 'Shutter Island' (2010)
- 'El joven azul' de Thomas Gainsborough en 'Django desencadenado' (2014)
El séptimo arte ha bebido del tercero desde su nacimiento. La relación aprendiz-maestro entre cine y pintura ha sido una constante a lo largo de las décadas. Y aunque sabemos que el alumno ya ha superado al maestro, al menos en lo que respecta a posibilidades y, sobre todo, repercusión actual, el mundo del cine siempre ha encontrado la forma de rendir homenaje a la historia del arte de una manera u otra.
Hoy os mostramos uno de esos tipos de homenaje: inspirarse en cuadros para recrear diversas escenas. Y lo hacemos mencionando películas conocidas por todo el mundo, no aquellas que solo aparecen en Filmin. Os dejamos ocho escenas de películas famosas basadas en obras de arte históricas.
'La Torre de Babel' de Pieter Bruegel en 'Metrópolis' (1927)
El repaso, en orden cronológico, empieza con 'Metrópolis', una de las obras magnas del cine, e inspiración de tantas películas y directores desde entonces. La película de Fritz Lang presenta un enorme rascacielos en la ciudad-estado de Metrópolis basado en el cuadro de 'La Torre de Babel' de Pieter Brueghel de 1563. Casi nada.
No es una mera coincidencia. Parte de 'Metrópolis' se asienta en el mito bíblico de la Torre de Babel, en el que tratan de construir la torre más alta para alcanzar la divinidad.
'La ronda de los presos' de Vincent Van Gogh en 'La naranja mecánica' (1971)
Una de las películas más controvertidas y estudiadas de la historia del cine debía tener, por supuesto, su toque artístico. Stanley Kubrick quiso plasmar el sentimiento asfixiante de tristeza por verte recluido en una cárcel de la que ansías salir cuanto antes, y para ello, qué mejor que el ambiente de claustrofobia que se refleja en 'La ronda de los presos' de Vincent Van Gogh (1890), con todos ellos moviéndose en un solo círculo entre muros altos y oscuros. La humanidad que aporta el perder humanidad, un éxito asegurado en un cuadro y en una película.
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'El imperio de las luces' de René Magritte en 'El exorcista' (1973)
A estas alturas, todos sabemos la influencia de la película de William Friedkin en el cine de terror contemporáneo. Pues bien, parte de su éxito se debe a René Magritte. Al parecer, el autor se quedó prendado de 'El imperio de las luces' (1954), uno de los cuadros del pintor francés, y lo usó como inspiración de una de las escenas de la película, en la que (de una forma más tenebrosa, dicho sea de paso) una farola y dos ventanas alumbran la oscuridad total de la calle y de la escena.
'Arquitectura al claro de luna' de René Magritte en 'El Show de Truman' (1998)
De nuevo Magritte inspira otra de las películas más populares, en este caso la de Peter Weir. 'Arquitectura al claro de luna' (1956) es totalmente diferente a 'El imperio de las luces', pero igual de poderosa. Sobre todo, cuando su estilo geométrico y cuadriculado, con el fondo de cielo azul y las escaleras, se utilizan para mostrar la salida de Truman Burbank de su show y la entrada al verdadero mundo real.
'Saturno devorando a su hijo' en 'El laberinto del fauno' (2006)
El monstruo llamado Comeniños que aparece en este largometraje de fantasía y terror seguro que ha protagonizado alguna que otra pesadilla. No hay que ser un erudito del arte para reconocer en él una clara referencia a la pintura negra más trascendente de Goya, 'Saturno devorando a su hijo' (1823). Mismas tonalidades, misma tenebrosidad y terror... Solo le faltó a Guillermo del Toro darle las gracias al pintor español en los créditos.
'Cabeza VI' de Francis Bacon en 'El caballero oscuro' (2008)
Posiblemente, la mejor película de superhéroes de la historia y el comienzo de una etapa dorada en la carrera de Christopher Nolan, nos dejó a un Heath Ledger sublime como el Joker. A pesar de que fue el propio Ledger el que diseñó su maquillaje, Nolan quiso crear la estética general del personaje. Para ello, se inspiró en las obras de Francis Bacon, su pintor favorito.
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Esta 'Cabeza VI' (1949) representa a la perfección el desorden y caos que quería expresar Nolan con el Joker. El traje morado, la boca abierta riéndose de todo de manera macabra, la cara blanca... Francis Bacon clavó sin quererlo la complejidad del personaje, y Nolan la expuso en la gran pantalla.
'El beso' de Gustav Klimt en 'Shutter Island' (2010)
Estamos ante el cuadro más famoso del pintor austríaco, tanto por sus colores como por la escena que representa. Se dice que representa la relación de Klimt con su Emilie Flöge, pero lo que está confirmado es que sirvió para mostrar el amor entre Edward 'Teddy' Daniels (Leonardo DiCaprio) y Dolores Chanal (Michelle Williams) en 'Shutter Island'.
El cuadro se considera un arquetipo en la representación del amor romántico. La forma en la que Klimt resaltó las dos figuras hace que la importancia que se dan el uno al otro salga fuera del cuadro. Lo mismo sucede en la recreación de Martin Scorsese, que quiso imitar tan a la perfección 'El beso' de Klimt (1908) que utilizó la misma tonalidad y el fondo apagado, un vestido similar y una postura gestual idéntica, aunque en el caso de la película, el rostro de DiCaprio se torna más hacia el dolor (razones tenía para ello).
'El joven azul' de Thomas Gainsborough en 'Django desencadenado' (2014)
En este caso, el mérito lo tiene Sharon Davis, el principal responsable de vestuario de 'Django desencadenado'. Davis, fanático del arte, vio en Django a 'The Blue Boy' o 'El joven azul' (1770), la obra más famosa de Thomas Gainsborough, y decidió vestirle como tal en la escena posterior a dejar atrás la esclavitud. Privilegio y estatus como simbología de un impoluto traje azul que hasta entonces solo llevaban los blancos en la América profunda.