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El orgullo, una de las principales causas de una ruptura: ¿por qué tendemos a ser tan orgullosos con nuestras parejas?
Seguramente todos hayamos vivido alguna vez un momento con nuestras parejas en el que el orgullo nos ha hecho no ceder en un problema y no asumir quién lo ha causado. El orgullo nos puede llevar al extremo, tanto que podamos hacer que se arruinen las cosas con la persona que más quieres.
20 Septiembre 2019
|A las personas no nos gusta sentirnos débiles ante los demás. Es algo que nos puede, y que intentamos evitar como sea. Esto también incluye a nuestra propia pareja, la persona que más queremos, pero a la que muchas veces no estamos dispuestos dar la razón, sintiéndonos así líderes y capaces de imponernos en la relación. Pero lo que no sabemos muchos de nosotros es que el orgullo es propio de una persona que puede llegar a ser muy tóxica en el futuro. A veces, aun sabiendo que el error viene por nuestra parte, nos empeñamos en 'ganar' una pelea y sentirnos mejor, lo que a la misma vez puede lastimar a nuestra pareja, ya que inconscientemente (o no) decimos palabras que pueden dañarla. Con el tiempo, situaciones como estas provocan que el exceso de orgullo reste la esencia que existe en la pareja y pueda suponer el fin de la relación.
Los pasos que debes dar para no ser tan orgulloso y salvar tu relación
Un amor sano siempre será enemigo del orgullo y para ello, hay que tratar escuchar a nuestra pareja y evitar interrumpirla para decir algo negativo. Esto solo provocará agobio, estrés y tener gestos de los que podremos arrepentirnos. Podemos evitar todo eso, siempre que nos demos cuenta del problema que tenemos y tratarlo antes de que el orgullo consiga matar el amor. Se trata de nutrirse de las ideas de nuestra pareja, no de atacarla contradiciéndola así porque sí.
Por tanto, el primer paso debe ser asumir que no estás haciendo lo correcto y ver cómo puedes cambiar. El segundo, empezar a abrirnos con nuestra pareja, haciéndole saber (y descubriéndolo tú de paso) qué es lo que te lleva a ser tan orgulloso y a no ceder ni un palmo en cualquier tema. Este es un cambio que se debe hacer por las dos partes. Lo recomendable es sincerarte con tu pareja, contarle las cosas que no te gustan dentro de la relación, todo aquello que crees que se puede evitar y, sobre todo mantener la paciencia y no saltar de malas maneras para atacar. No cuesta nada mantener una conversación tranquila, y menos cuando hay amor de por medio, así todo empezará a ir cuesta arriba.
Además, necesitas replantearte si te gusta ser así, si ese sentimiento de orgullo llevado al extremo que llega a ser negativo en la vida de los dos te aporta realmente felicidad, sobre todo si no quieres que tu pareja cambie la forma de mirarte ante las actitudes tan desagradables que tendemos a tener en esos momentos de nerviosismo.
Los problemas del orgullo
Preferimos sentir que no hemos tenido la culpa cuando surge un roce o problema antes que pedir perdón, y llegamos a verlo hasta una actitud normal. Vemos y convertimos cada tontería en una cosa gravísima, lo exageramos antes que ignorarlo. Al final, el orgullo se convierte en algo similar a un virus y provoca un malestar con tu pareja. Además, puede durar días, meses o años, hasta que uno de los dos decida ser más sensato e intentar frenar la situación. El problema es cuando la otra parte sigue en sus trece, y es imposible hacerle entrar en razón. En una relación tienen que colaborar las dos partes. Si no, es imposible que pueda seguir adelante, y luego te arrepentirás de haber actuado así.
No obstante, también es necesario conocer la situación que ha vivido o vive nuestra pareja. Puede que venga de una mala relación o que haya tenido un pasado con malas experiencias y le esté influyendo en el presente, lo que provoca que se cierre en banda de esa forma. Si descubres el origen de los problemas, lo mejor es intentar erradicarlos. Siempre que la otra persona esté por la labor, claro.
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Una persona orgullosa tiende a asociarse con una persona con falta de confianza en ella misma, con preocupaciones que esconde, y que intenta mostrar que no necesita a nadie más, lo que se convierte en un error. Dos personas que se aman deben compartir sus sentimientos. Hablar cura, y siempre se convierte en la mejor solución ante un problema. Intenta que tu pareja no se sienta inferior por la manera en la que la tratas, pídele ayuda cuando tengas que tomar decisiones y deja que opine, sentirá que te está ayudando y que la valoras. Si la aceptas tal y como es, no tendrás ninguna guerra con el orgullo.
Tenemos que ser conscientes de todo aquello que implica el orgullo en pareja, que va más allá de no aceptar la idea del otro. Hay muchas conductas que tenemos que erradicar o mejorar para poder disfrutar de una relación sana y duradera. De lo contrario, el orgullo acabará por anular el diálogo que existe entre las dos personas y matará el cariño. Ahí es cuando la relación tiene su fecha de fin marcada.
Todo depende de ti, del amor que sientas hacia tu pareja y sin duda, de las ganas que le pongas para luchar contra el orgullo, un problema que aparentemente no parece tan grave o al que no prestamos atención pero que cada vez rompe cada vez más parejas.