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¿Es el fin de José Mourinho? Analizamos el porqué de su caída en desgracia
'The Special One' deja de ser entrenador del Manchester United. El portugués, que un día fue el entrenador por el que suspiraban los equipos más importantes del mundo, sale muy tocado del club inglés, con críticas que van desde su carácter hasta su método de entrenamiento. Sin embargo, hay que recordar que Mou tocó el cielo como entrenador hace algunos años. La pregunta es si podrá volver a hacerlo y con quién.
19 Diciembre 2018
|Se acabó. José Mourinho no se sentará más en el banquillo de Old Trafford. "Al club le gustaría agradecer a José su trabajo durante este tiempo en el Manchester United y desearle éxito en el futuro". Con esta formalidad dicen los 'Diablos Rojos' adiós al entrenador de Setúbal, quien podría sustituir sin problemas a John Cusack en un remake de 'Alta fidelidad' basado en su última etapa como entrenador: acabó peleado con medio Real Madrid, se marchó cuestionado del Chelsea y se va muy tocado del United.
'The Special One' parece hoy en día un personaje sacado de una novela: el hombre al que el devenir del tiempo le ha golpeado duramente y se esfuerza en recordar sus éxitos pasados para protegerse de las desventuras presentes. La consecución de títulos como la Community Shield en 2016 y la Copa de la Liga, junto a la Europa League, en 2017 no han sido suficientes para un Manchester United que, a pesar de haberse clasificado para los octavos de final de la Champions League, es actualmente sexto en la Premier League a 19 puntos del líder y a 11 de puestos Champions.
Posiblemente estamos en el peor momento de la carrera del portugués. Poco queda ya de esa época dorada en la que Mourinho era sin ningún tipo de dudas el mejor entrenador del mundo; cuando entre 2002 y 2010 ganó la friolera de 14 títulos, incluyendo dos Champions League. Fue aquel año cuando Mourinho aceptó entrenar al Madrid para salvarle del dominio blaugrana. Comenzaban tres años claves para él. Quién sabe ahora si significaron el principio del fin.
Objetivo: recuperar al Madrid
Cuando Mou aterrizó en la capital española, el Real Madrid se encontraba en una situación delicada. Desde 2004 no pasaba de octavos de final en la Champions League y había sido humillado por el Barcelona en la temporada 2008/09, año del sextete culé. Con la vuelta de Florentino Pérez, el club planificó una plantilla que fuera capaz de pelearle de tú a tú al Barcelona. Los fichajes de Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema o Xabi Alonso ilusionaron a una afición que fue testigo posteriormente de un nuevo ridículo: el Alcorconazo. Pellegrini no mejoró las prestaciones del Real Madrid en Liga y Champions y fue despedido al final de la temporada.
Durante aquellos años, el Barcelona era algo parecido al Imperio Romano: hacía lo que quería en Europa y dominaba la Península Ibérica. El Real Madrid ni estaba ni se le esperaba y lo peor estaba por llegar: la final de la Champions League de 2010 se jugaba en el Santiago Bernabéu, y el equipo comandado por Messi era el gran favorito. Sin embargo, el Inter de Milán consiguió evitar una posible sardana culé en Concha Espina y eliminó al Barça en semifinales. José Mourinho era el entrenador neroazzurro y se convirtió inmediatamente en la gran esperanza para la afición y el club merengues.
Así llegó Mou al Bernabéu, con la misión de ganarle títulos al mejor Barcelona de la historia. Su currículum como entrenador era alentador y un chute de ilusión para el equipo de Chamartín, que había ganado su última Copa de Europa en 2002.
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El Madrid pasó a convertirse en una especie de aldea gala, como la de Astérix y Obélix. Para la pócima mágica contra el Barcelona, Mou añadió en la marmita a jugadores como Di María, Özil o Carvalho, en combinación con una disciplina y un estilo de juego eléctrico y directo que le llevo al Madrid a vencer la maldición de octavos en la Champions League. A pesar de que en su primera temporada el equipo de Guardiola le endosó una manita en Liga, el Madrid logró algo más que una victoria en la final de la Copa del Rey de 2011. Demostró que el Barcelona no era invencible, que se podía con él.
Aquel año surgió el mourinhismo entre el gran público madridista, fidelidad y cariño absoluto hacia la persona que había devuelto la ilusión al Bernabéu, quien parecía ser James Stewart en 'Caballero sin Espada' cuando denunciaba públicamente que algunas decisiones arbitrales perjudicaban al Madrid de forma deliberada, como las tomadas en la ida de la semifinal de Champions contra el Barça, el día del famoso "¿Por qué?".
Se suele decir que el segundo año de Mourinho es el mejor. Desde luego, así fue con el Madrid: campeón de liga con 100 puntos y 121 goles marcados. Sin embargo, en la Champions no tuvo suerte y volvió a caer en semifinales, esta vez contra el Bayern de Munich, después de una tanda de penaltis de infarto (la del mítico fallo de Sergio Ramos).
El tercer año fue un fracaso. El Madrid fue eliminado en semifinales de Champions por el Borussia de Dortmund y derrotado por el Atlético de Madrid en la final de Copa en el Bernabéu. Aquella temporada constituyó un ejemplo de cómo termina Mou su relación con los equipos en los que ha estado estas últimas temporadas: sin títulos y, además, con graves problemas con los pesos pesados de la plantilla.
Retorno a Inglaterra
Su salida del Madrid constituyó el preludio de sus fiascos en el Chelsea y en el Manchester United. Si bien es cierto que en Londres volvió a ganar la Premier League del año 2014/15, no acabó la siguiente temporada, abandonando al equipo en diciembre y dejando a los 'blues' a dos puestos del descenso.
Ahora, tras vivir una montaña rusa en el United, Mourinho se va cosechando el peor arranque de los 'Red Devils' en los últimos 28 años. Sus roces con la prensa y su, de nuevo, mala relación con jugadores importantes como Pogba han sido el presagio de lo que era un secreto a voces tras la derrota del United 3-1 contra el Liverpool: su salida como entrenador.
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Querido u odiado
El ayer y hoy de Mourinho nos deja muchas cuestiones sin resolver. ¿Por qué ahora da la sensación de que ningún jugador se siente cómodo con él cuando antes era todo lo contrario? Deco en el Oporto, Terry, Essien o Drogba en el Chelsea (el costamarfileño llegó a expresar su deseo de marcharse del equipo cuando el entrenador portugués dejó el Chelsea en su primera etapa) Javier Zanetti o Materazzi en el Inter, y Arbeloa, Xabi Alonso o Granero en el Madrid se convirtieron al mourinhismo.
A través de esa fidelidad se vislumbra uno de los secretos del Mourinho más ganador. William Gallas, ex-defensa del Chelsea, reconoció que les trataba como soldados. Y es que la exigencia del luso y su cuerpo técnico es máxima. Los adeptos a su causa, como los nombres que hemos dicho arriba, lo dieron todo por él en el terreno de juego, ganándose el respeto y la admiración de Mou.
De igual manera, no todos los jugadores han sabido o querido adaptarse a su modus operandi. Según el diario británico The Telegraph, su método llamado "descubrimiento guiado" puede "explicar por qué está más cómodo cuando trabaja con jugadores experimentados". No se puede afirmar que los jugadores jóvenes no estén los suficientemente preparados para esta forma de entrenar, pero lo cierto es que durante su etapa en Old Trafford, Mourinho ha tenido varios encontronazos con algunos jóvenes como Luke Shaw, Anthony Martial, Marcus Rashford y Jesse Lingard, a los que acusó de "falta de madurez".
Con Mourinho es así: o aguantas su ritmo y su carácter, o estás fuera. Puede que esta sea la razón de su mala relación con algunos jugadores, como Casillas o el anteriormente mencionado Pogba. Sin embargo, parece claro que el método de Mourinho no es sostenible a largo plazo. Sí funciona en un periodos cortos, siempre que se consigan títulos, pero, debido al desgaste que genera en la plantilla, es muy difícil confiar en él en un proyecto a largo plazo.
¿Entrenador acabado?
Hoy más que nunca, su método de entrenamiento está siendo objeto de numerosas críticas. Muchas voces sostienen que Mourinho no se ha adaptado al fútbol actual y que su manera de trabajar está anticuada. Incluso hay quien cree que su estilo de juego, acusado de ser defensivo y conservador, está obsoleto y que por eso no garantiza en modo alguno la consecución de títulos.
Hazard, jugador nada sospechoso de tener un juego tosco, reconoció que si tuviera que escoger un entrenador con el que le gustaría volver a trabajar "diría que Mourinho". A pesar de su reciente mala racha, los equipos del portugués siempre se caracterizaron por un fútbol directo. Como hemos visto, el culmen de ese estilo lo alcanzó en el Madrid, equipo con el que consiguió ganar la Liga marcando 121 goles y alcanzando los 100 puntos.
Por otro lado, el rasgo defensivo de sus escuadras no es anacrónico. Basta con fijarse en el Atlético de Madrid que, con un fútbol que no es precisamente un tributo al tiki-taka, ha conseguido desde 2013 dos Europa League, una Liga, una Copa del Rey y ha llegado a dos finales de Champions dejando por el camino a equipos como el Bayern de Munich, el Barça o el propio Chelsea de Mourinho.
Es decir, que los fiascos de Mourinho no se deben a una obsolescencia de su fútbol. Además, es un entrenador con gran conocimiento de este deporte: fue él quien fichó a Drogba y Casemiro, entre otros, y apostó por un Luka Modric por el que nadie daba un duro en el Madrid al principio. Es decir, que de esto sabe, y mucho además.
Pasado exitoso, presente complicado y ¿futuro blanco?
Sin embargo, a pesar de haber logrado cuatro veces el premio al mejor entrenador del mundo por la IFFHS, actualmente su crédito es muy bajo. Sus recientes fracasos eclipsan un pasado exitoso, y sus aspavientos dan más que hablar que el fútbol de sus propios equipos. Los clubes en los que triunfó Mourinho toleraban su actitud porque los resultados le acompañaban. Ahora que su trabajo no está dando sus frutos, ¿qué equipo requerirá sus servicios?
Hay quienes apuntan a un regreso al Real Madrid, donde su carrera comenzó a torcerse. Por lo que parece, son más habladurías basadas en el deseo de que vuelva que en verdaderas certezas. Porque Mourinho tiene eso de especial, no deja indiferente a nadie. Y a los que gana, no los pierde jamás.