Facebook / Jose Gabriel Pacin Lopez
Intoxicaciones por bañarse en el Monte Neme: la nueva y peligrosa tendencia que arrasa en Instagram
La irresponsabilidad en las redes sociales es una de las características de nuestra sociedad. La imprudencia de mucha gente, sólo por ganar unos cuantos 'likes', puede poner en riesgo su propia salud. Es lo que ha ocurrido recientemente con aquellos que han decidido tomarse fotografías bañándose en el lago tóxico, ubicado en la antigua zona minera de Galicia.
19 Julio 2019
|Las redes sociales tienen grandes ventajas. La más importante es que puedes mantener el contacto, a través del tiempo, con personas que estén lejos de ti o que no sueles ver habitualmente.
Este tipo de plataformas, además, actúan como 'ventanas' de nuestras vidas. Cada uno puede decidir qué quiere enseñar a sus contactos, y si bien hay quien opta por no mostrar absolutamente nada, hay quien elige hacer de su vida una especie de reality show, abriendo dicha ventana de par en par, llegando a cometer 'balconing' en términos de un 'postureo' irresponsable.
Los casos son numerosos, no obstante, el último de ellos ha tenido lugar en nuestro país, concretamente en Galicia: numerosos 'instagramers' han sufrido intoxicaciones después de bañarse en los estanques residuales del Monte Neme. Sus aguas turquesas se han convertido en un atractivo muy peligroso para algunos inconscientes.
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El Monte Neme: mina de los nazis y propiedad de una empresa vinculada al caso Gürtel
El Monte Neme, situado al norte del municipio coruñés de Cances Grande, fue una localización relevante de la minería gallega durante el siglo XX. La actividad comenzó en los años 20 y duró hasta 2012, cuando la empresa responsable, Leitosa -dirigida por el sobrino de Juan Cotino, condenado por el caso Gürtel- solicitó un concurso de acreedores.
La mina del Monte Neme era rica en wolframio, aunque también se extrajeron otros materiales como el sílice o el hierro. Sin embargo, fue el primer elemento mencionado el que suscitó el interés internacional durante la Segunda Guerra Mundial: la Alemania Nazi trabajó en estas canteras para nutrir su industria de dicho material, clave para la fabricación de su armamento.
Años más tarde se comenzó a extraer áridos y cuarzo. El paupérrimo control sobre este lugar provocó que, dos años después del cierre, las débiles balsas cedieran y dieran lugar a un vertido residual de 24.000 metros cúbicos, cuyos daños fueron valorados en 140.000 euros.
Chapuza tras chapuza
Leitosa, que había malgastado hasta 600.000 euros de ayudas públicas y que finalmente quebró en 2016, no pudo hacerse cargo del desastre, y la situación recayó en manos de la Xunta, que consiguió, no sin esfuerzo, que la aseguradora AXA se hiciera cargo de lo ocurrido.
Aquel suceso alarmó a las cercanas poblaciones de Carballo y Malpica. En 2015, la Xunta ideó un plan de restauración cuyo presupuesto fue estimado en casi 800.000 euros, aunque todavía no se ha llevado ninguna medida para mejorar el Monte Neme.
No obstante, la Xunta no está exenta de culpa. En 2017, Turgalicia diseñó un anuncio en el que aparecía la fotografía de una joven, de espaldas, contemplando el estanque contaminado de color turquesa. Aquella imagen fue eliminada posteriormente.
Lo más nuevo
Recordemos la impresionante publicidad turística institucional sobre el #MonteNeme, diseñada y pagada por #TurismodeGalicia (Xunta) en los periódicos de gran tirada @EDirectoTVE pic.twitter.com/jZ7tYPfuaq
— MaltratodaPaisaxe (@MaltratoPaisaxe) 15 de julio de 2019
Origen del tóxico lago
La desatención del lugar ha provocado, con el tiempo, la formación de un estanque contaminado con alto contenido de arsénico, plata, aluminio y sílice. Este último elemento es, precisamente, el causante del color turquesa que tanto llama la atención a los inconscientes turistas que acuden al lugar.
Si bien el sílice carece de toxicidad, las sales sulfurosas como el arsénico, ubicadas en el fondo del estanque, constituyen el material más peligroso que hay en el agua, tal y como apuntó Victor Barrientos, profesor de Geología de la Universidad de A Coruña.
Por otra parte, la inestabilidad del terreno, repleto de altos taludes y profundos fosos, agrava el riesgo que puede sufrir una persona, simplemente paseando por allí. Sin embargo, mucha gente ha desoído estas advertencias, seducida por las aguas contaminadas de color turquesa. Y algunos han ido a hacerse fotos... e incluso a bañarse.
Chapuzones insalubres
Numerosas personas han tenido que ser atendidas médicamente después de haberse sumergido en el agua del estanque tóxico. Tales imprudencias han obligado al hospital de A Coruña a explicar, públicamente, los riesgos de bañarse en dicho lago.
Algunos de estos riesgos son, como apuntó Manuel Ferreiro, médico de urgencias del Hospital Universitario de A Coruña, "problemas oculares e irritativos, irritación de las mucosas oculares e irritaciones cutáneas". Además, si ingerimos el agua en un baño más prologado, sufriremos vómitos y diarrea e incluso puede llegar a desarrollar cualquier tipo de cáncer.
Sin embargo, esta información no ha frenado a esa tropa de usuarios de las redes sociales que deciden exponer su integridad física, sólo por obtener una bella fotografía. Retrato de un comportamiento lamentable de nuestra sociedad moderna.
Por un puñado de 'likes'
La notoriedad en las redes sociales se ha convertido en una atracción muy potente para numerosos usuarios. Este afán por aumentar la repercusión personal en plataformas como Instagram, Facebook o Twitter provoca que haya gente dispuesta a poner en riesgo su propia salud para lograr tal objetivo.
Sin embargo, la realidad se acaba imponiendo. Las consecuencias de la imprudencia llegan y algunos usuarios, como el de la imagen anterior, optan por mirar a otro lado. No obstante, hay quien reconoce el error... para después añadir que "mereció la pena".
Día 6
— Deschamps (@CoolturaTamara) 16 de julio de 2019
Empieza a asomar un tercer ojo por la frente . Dudo mucho que sea del Monte Neme. Posiblemente sea alérgico al gluten ... Hay que ser subnormal ????????♀️ #monteneme pic.twitter.com/p6uuY6lXhN
Pero vamos a ver una cosa pic.twitter.com/W4E0OtLtx4
— ℕ???????????????????????????? ℂ????????????????????®️ (@NCowboi) 7 de junio de 2019
La necesidad de unas redes más responsables
Esta forma tan irresponsable de utilizar las redes sociales ha llegado a veces a situaciones trágicas. En Alicante, a principios de julio, un joven británico falleció tras caer de un precipicio de más de 10 metros mientras se hacía un selfie, y a finales de 2018, una mujer murió después al precipitarse desde un piso número 27 mientras se hacía una fotografía.
Por otra parte, muchas voces han atacado recientemente a las plataformas que no hicieron nada por evitar la difusión de las imágenes del cadáver de Bianca Davis, modelo de Instagram asesinada, publicadas por el propio asesino.
Si bien es cierto que ninguna red social puede evitar el comportamiento impredecible de un psicópata, sí tiene margen de maniobra para vetar determinadas actitudes. Por ejemplo: si no se permite subir imágenes desde un precipicio o en el agua de un lago tóxico, habrá menos personas dispuestas a cometer tales imprudencias.