McFly et Carlito
Por qué en España es imposible ver una entrevista como la de Macron y los youtubers franceses
Emmanuel Macron ha grabado un vídeo con los youtubers franceses McFly y Carlito en el Elíseo. ¿Por qué en España sería imposible hacer lo mismo con Pedro Sánchez en la Moncloa?
24 Mayo 2021
|Emmanuel Macron podrá ser muchas cosas, pero maneja la comunicación y las tendencias actuales como pocos políticos. Es verdad que no hay muchos líderes mundiales de tan poca edad (43 años), lo que le acerca indiscutiblemente a los gustos del electorado joven en mayor medida. Un electorado joven que promete ser el gran quebradero de cabeza para los políticos, para el deporte, para las televisiones y para la sociedad en general durante la próxima década. Porque ni unos ni otros tienen ni la más remota idea de qué hacer para recibir un mínimo de atención e interés por su parte.
Lo vemos en el deporte, con las finales de la NBA y la Super Bowl registrando año tras año mínimos históricos en audiencia joven. Lo vemos en la televisión, precisamente porque nadie menor de 25 años la ve. Lo vemos en los periódicos, reflejo de la sociedad, cuya frustración por no entender a los millennials y a la incipiente Gen Z los lleva a criticarlos por absolutamente todo. Y por supuesto, lo vemos en la política, incapaz de conectar con los intereses (y ya no hablamos de los problemas) de la juventud.
Por eso, esta iniciativa de Macron debería marcar un antes y un después en la política internacional. Para aquellos que no saben exactamente a lo que nos referimos, se lo explicamos rápidamente: el presidente francés aceptó la propuesta de grabar un vídeo con McFly y Carlito, dos de los youtubers galos más conocidos, a cambio de un reto: que consiguieran 10 millones de reproducciones con un mensaje con medidas antiCOVID. Aceptaron, lo consiguieron, y Macron cumplió su promesa, invitándolos al Palacio del Elíseo.
En el vídeo, que se ha viralizado globalmente, Macron y los youtubers ríen contándose anécdotas, hablan de fútbol y del futuro de Mbappé, cuestión de estado en el país, y hasta el presidente coge el móvil para llamar a la estrella del PSG tras bromear sobre su fichaje por el Olympique de Marsella, el equipo favorito de Macron.
Más allá de lo bien o mal que pueda caer Macron, lo cierto es que acercarse al mundo youtuber es un acierto de cara a mejorar su imagen pública y como caldo de cultivo para las elecciones presidenciales a las que tendrá que enfrentarse en 2022. Ahora bien, ¿por qué este tipo de vídeos, en el que vemos al presidente como una persona normal y no con el peso y la responsabilidad de su cargo, todavía son imposibles (desgraciadamente) en España? Hay varios motivos, pero todo parte de la polarización y el encorsetamiento de la política en este país.
La política y el stream, dos mundos todavía alejados en España
Da igual el mensaje o la acción que lleven a cabo, que la derecha española siempre criticará al político de izquierdas que lo haga, y viceversa. Hasta tal punto ha llegado la crítica por absolutamente todo, que no podemos ver a los políticos actuando como las personas que son alejadas de los focos. Y si se atreven a ello, se recordará ese clip para siempre. ¿Que Mónica García (Más Madrid) decide perrear en la Cadena Ser? A ridiculizarla de por vida. ¿Que Ayuso se muestra tal y como es? Decimos que está loca. ¿Que Pablo Iglesias nos recomienda una serie de Netflix? Damos por hecho que eso significa que no trabaja. Y así constantemente.
Lo más visto
La nueva política no debería ir tan ligada a gritar en el Parlamento sino a dejar de ver a los políticos como personas serias y preocupadas 24/7 por las medidas que deben aprobar. Y eso, aquí, todavía no se entiende, sobre todo si pertenecen al extremo ideológico opuesto, al que no le pasamos ni una. ¿Creéis que sería bien recibida por parte de la sociedad una charla de Ibai Llanos con Pedro Sánchez comentando los míticos tweets antiguos del presidente? Se diría de Sánchez que está perdiendo el tiempo en no arreglar el país, y el ojo de Mordor centraría todas las miradas en Ibai, al que se le denominaría poco menos que "amigo, cómplice y colaborador del sanchismo" y comenzaría la caza de brujas y de bulos contra él.
Esto evidencia el otro gran impedimento a la hora de hacer un producto como el que vimos de Macron. Los streamers españoles no se atreverían. De nuevo, la polarización es clave. ¿Alguien en su sano juicio puede llegar a creer que McFly y Carlito son votantes de Macron por estar de risas con él en un vídeo? Pues bien, aquí se cancelaría a AuronPlay si echara un Among Us con Pablo Casado. Es lógico, por tanto, que los grandes nombres patrios de YouTube y Twitch busquen alejarse todo lo posible de la política, porque lo único que les va a traer son quebraderos de cabeza y críticas. Críticas de la gente que hoy dice: "ojalá se hiciera lo de Macron en España". Así somos nosotros.