Korfbal, el baloncesto holandés que triunfa por la igualdad de género en sus equipos
Descubre las reglas de este deporte holandés que guarda muchas similitudes con el baloncesto, pero que se está popularizando globalmente por incluir equipos mixtos.
06 Marzo 2023
|Estamos acostumbrados a ver deportes de equipo masculinos o femeninos, pero nunca mixtos. Pero es solo cuestión de tiempo acabar con el tabú de la unión entre hombres y mujeres en una misma modalidad deportiva. Estamos más cerca de ello gracias al korfbal, el deporte de moda en Holanda que se está expandiendo por todo Países Bajos, Centroeuropa y Asia gracias a una cualidad importante: es mixto.
Reglas y fundamentos básicos del korfbal
El korfbal, también conocido como balonkorf, es un deporte de equipo inspirado en el baloncesto. En él, dos equipos compiten por introducir una pelota en una canasta. La gran diferencia es que los equipos están compuestos por cuatro personas, dos hombres y dos mujeres. Eso sí, los marcajes defensivos solo pueden ser de chicos a chicos y de chicas a chicas.
El área de juego se divide en dos zonas, cada una con un poste de 3,5 m de altura con una cesta (korf en neerlandés) en la parte superior. Los partidos duran entorno a 60 minutos, que se dividen en dos tiempos de 30 minutos. Al contrario que en el baloncesto, se puede jugar alrededor de la canasta, no solo por delante de ella, y el jugador que tiene la posesión no puede driblar ni moverse con el balón, ni siquiera botándolo, aunque sí puede pivotar.
Existe una rotación con cambio de roles cada vez que se marcan dos puntos, bien cuando un equipo marca y el contrario también o bien cuando un equipo encesta dos veces. En ese momento, los defensas de cada equipo pasan a ocupar el lugar de los que han estado jugando como delanteros y viceversa. "Tienes que defender a tus compañeros y atacar como ellos. Eres uno más y nadie está en un segundo plano. En el korfbal todo el mundo es importante", comenta Jessica Lechuga para Clara, una jugadora del Club Korfbal Vallparadís, equipo catalán.
Inclusivo desde sus orígenes
Nico Broekhuysen, maestro de escuela de Ámsterdam, fundó en 1902 el korfbal. Desde un inicio lo planteó como un deporte mixto, así los alumnos entraban en esta dinámica de competitividad entre géneros.
"Te enseña la igualdad entre chicas y chicos, que cada persona es necesaria en el campo, que ninguno destaca sobre el otro... todo esto es importante que lo aprendan los niños y niñas, que se les infunda la necesidad de cooperar juntos con un mismo objetivo, siendo cada uno de ellos imprescindibles. Esto lo aprenden para un deporte pero luego lo trasladan al resto de sus vidas por eso creo que en las escuelas es una buena manera de darlo a conocer", declaró Irene Figueroa, jugadora de korfbal, para RTVE.
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Durante sus primeros años de vida, el korfbal superó los estereotipos de género de la época y se fue consagrando en Países Bajos, hasta tal punto que fue deporte de demostración durante los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928. En España, el korfbal aterrizó en 1969 a la localidad de Marbella, en Málaga, gracias a Leonardo Terol, un holandés que emigró a la costa y trajo consigo este deporte. Sin embargo, Cataluña ha sido la zona más activa desde que, en 1980, nacieran los dos primeros equipos de korfbal, el Liceo Egara y el Pere Viver, ambos colegios de Tarrasa.
Desde entonces, el gran reto del korfbal ha sido alejarse únicamente del ámbito escolar y consagrarse como un deporte profesional para adultos y lo está consiguiendo gracias a competiciones como la IKF Korfball Champions League.
A día de hoy, la Federación Internacional de Korfbal tiene el foco puesto en su desarrollo en el continente asiático. De hecho, Taiwán y China se encuentran en el tercer y quinto lugar, respectivamente, de los países en los que más se juega este deporte. Con el korfbal, queda claro que un deporte mixto es posible, por lo que es solo cuestión de tiempo que su expansión sea global en la próxima década.