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¿Es José Mourinho la solución a los problemas y la crisis estructural del Real Madrid?
El Madrid de Zidane no da con la tecla, y muchos empiezan a creer que José Mourinho era el hombre indicado para llevar una revolución en la plantilla que se antoja necesaria. En caso de que la segunda etapa de 'Zizou' al frente del conjunto blanco termine de forma abrupta, ¿es José Mourinho la solución de todos sus males?
19 Septiembre 2019
|"La gente que se alegra de mi marcha, un día aclamarán mi vuelta". José Mourinho tenía razón, al menos en esta frase que pronunció en 2013, cuando se fue del Real Madrid tras una temporada más que tormentosa y con una afición dividida entre los que iban a muerte con el técnico portugués y los que celebraron su salida.
La sombra de José siempre ha sido alargada. Y eso que, tras su abrupta partida de la capital de España, al entrenador le empezó a ir tan mal como bien le salieron las cosas al Madrid, que de 2014 a 2018 ganaron 4 de 5 Champions y una Liga. Pero, aun así, los más nostálgicos del luso no dejaron de tenerle presente.
Ahora, tras el adiós de Cristiano, una temporada 18/19 para olvidar, y un comienzo de la 19/20 por los mismos derroteros (nunca mejor dicho), no hay fiasco del Real Madrid en el que el nombre de José Mourinho no aparezca como solución. Las redes convierten su figura en TT, en los bares el nombre vuelve a sonar como si estuviéramos en 2012, hasta los más críticos en su día con el portugués empiezan a ver su regreso como un mal necesario... "La gente que se alegra de mi marcha, un día aclamarán mi vuelta". Ya lo decía él.
¿Qué supondría su retorno?
Pero, ¿es realmente Mourinho lo que necesita el Madrid? Nadie, más allá de los mourinhistas acérrimos, se atreve a decirlo con contundencia, salvo que sean las 3 de la mañana y lleves las suficientes cervezas como para sacar de dentro todas esas verdades que nos reprimimos tan a menudo. El míster de 'La Liga de los récords' fue también el que creó una división en la afición, en la plantilla y hasta en la Selección. Fue el que solo consiguió una Liga y una Copa en tres años, pero también el que terminó con el dominio arrollador del Barça de Guardiola y devolvió al Real ese gen competitivo en Europa que parecía haber perdido fracaso tras fracaso.
Es precisamente este su mayor baluarte, conseguir que el Real Madrid volviera a dar miedo. Y es lo que le acerca, seis años después, de nuevo al club. El 90% de la plantilla de los últimos años se mantiene, pero poco queda del Madrid de las tres Champions seguidas, de esa máquina de superar rondas y ganar con contundencia a sus rivales. Los jugadores son cinco años más mayores, y en la mayoría de los casos da la sensación de que ya han jugado sus mejores partidos con la elástica blanca.
Zidane se marchó por ese mismo motivo. Sabía que la renovación era inevitable y no quería comerse el marrón. El problema fue que, cuando Solari sentó las bases para ello, el francés no lo aprovechó a su vuelta, y volvió a tirar de los mismos jugadores de siempre. Una decisión difícil de explicar, y que es probable que conlleve una segunda etapa mucho menos tranquila (ya lo está siendo, de hecho) de lo que fue la primera. Por aquel entonces, Zidane demostró ser un gran gestor del vestuario, pero tuvo la fortuna de toparse con una plantilla histórica que solamente necesitaba un entrenador con el que sentirse cómoda. Una plantilla con el mejor jugador de la historia del club, conviene recordarlo.
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La salida de CR fue trágica, por mucho que quisieran taparlo en su momento. No es casualidad que, sin él, el Real Madrid lleve un año digno de película de terror. Es lo que tiene dejar salir a una estrella de tal calibre. El Real Madrid tiene, por tanto, un problema más profundo que el del entrenador. Es la sensación de que esta plantilla está acabada desde que Cristiano puso rumbo a Turín, y que la revolución debe hacerse cuanto antes.
Muchos confiaban en que fuese Zidane quien la llevara a cabo, pero la decepción fue evidente. Por eso, el último clavo ardiendo en el que agarrarse para los que piensan así es José Mourinho, el único capacitado para limpiar ese vestuario y devolver el hambre y el orgullo a la institución.
El reto de Mou sería mayúsculo. No ya porque este Madrid tenga una peor base sobre la que sustentar el futuro que el que cogió en 2010, sino porque el técnico triunfador que vino de Milán no es el mismo que ahora se encuentra sin equipo. Tendría que demostrar mucho a muchos, sobre todo a él mismo. Sin embargo, a cada vez un sector más grande de la afición madridista no parece importarle.
No obstante, seamos realistas. Que Mourinho vuelva al Real Madrid se antoja complicado, más allá del apoyo que tenga en la calle y que al presidente siempre le haya gustado el portugués. Siendo Klopp un imposible, en caso de que la segunda etapa de Zidane terminara de forma abrupta lo más probable es que fuera Raúl González Blanco, actual entrenador del Castilla, el encargado de llevar las riendas y de dar un continuismo más estable al proyecto. Pero, ¿qué proyecto hay ahora mismo? Esa es la cuestión.
Con Mourinho podría haberlo. Quizás él no sea la solución de los males del Madrid, porque el problema es mucho más profundo, pero sí podría acelerar el proceso que lleve al Madrid a la gloria de nuevo, y, sobre todo, a que sus aficionados se sientan orgullosos. Desde luego, mientras la crisis se agrava, su figura se agranda. ¿Volveremos a verle en el Santiago Bernabéu?