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Es hora de terminar con los estereotipos: hacer planes solo es recomendable
Tener la fortaleza para acudir en solitario a planes socialmente destinados a parejas o grupos no solo mejora nuestra autoestima, sino que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. El simple hecho de pararte a tomar un café y pensar tranquilamente en tu vida podría cambiarla por completo, así que no le des importancia a lo que pueda pensar el resto y disfruta de lo que quieras hacer en cada momento, sea solo o acompañado.
05 Agosto 2018
|Vivimos en un sistema que se desarrolla a través de las relaciones sociales. En general, en nuestro día a día estamos rodeados de gente, ya sean familiares, amigos, compañeros de trabajo o simples desconocidos con los que mantenemos una conversación puntual en el transporte público o en el ascensor.
Saber relacionarse con el resto es fundamental, eso es evidente. Sin embargo, al estar tan pendientes de quién nos rodea en cada momento, solemos dejar de lado el poder centrarnos en la persona realmente importante: nosotros mismos. ¿De qué sirve estar constantemente acompañado? Muchas veces para no afrontar la realidad y descubrir que no sabemos bien quiénes somos, lo cual puede ser aterrador.
Y como casi nadie dedica parte de su tiempo libre a hacer un ejercicio de análisis interior y exponer sus miedos e inseguridades, la sociedad opta por seguir la corriente y mantener las tradiciones, es decir, realizar planes junto a alguien, especialmente aquellos de ocio. Si todo el mundo lo hace, yo no voy a ser menos. El qué dirán en su máxima expresión.
No es sencillo, pero vale la pena
Porque no nos engañemos, dar el paso es difícil. Sabes que no es algo común y que puedes sentirte como un bicho raro, sobre todo la primera vez. Además, si decirle a tu familia que vas a dar un paseo solo por el parque supone una crisis ("¿Estás bien hijo, quieres que te acompañe?"), ¿cómo te van a quedar ganas de ir? Por no hablar de tus amigos, que te dedicarán bromas o pullas (depende del grupo que tengas) si se te ocurre comentarles que quieres hacer algo por tu cuenta un viernes noche. Por tanto, mucha ayuda tampoco tenemos.
Superados estos obstáculos, te espera un universo por descubrir. Es hora de ir a la taquilla del cine y comprar una entrada, la que más te guste a ti, sin tener que convencer a nadie. Si estás nervioso porque te sientes desprotegido, más razón tienes para hacerlo. Superar nuestros temores nos hace más fuertes. Y además, ¿por qué necesitas ir con otra persona a una sala cerrada y oscura en la que no puedes siquiera hablar? ¿Por qué está socialmente aceptado quedarte en casa viendo Netflix y no ir al cine sin compañía?
Decenas de planes a tu alcance
Termina la peli, y has sobrevivido. No solo eso, sino que te sientes estupendamente. El terrible paseo hacia tu butaca de hace dos horas se ha transformado en una sensación de bienestar. Has descubierto que puedes realizar actividades sin depender de alguien, y esa sensación es lo bastante acogedora como para acudir a un restaurante o bar cercano y tomarte algo. Pedir una mesa para uno marca una segunda fase del proceso de liberación personal. Aquí ya sí tenemos que hacer frente a la luz, que nos expone ante el resto.
Lo más visto
Sin embargo, aunque creamos que los allí presentes estarán pensando "pobrecito, está solo", lo cierto es que es probable que admiren tu despreocupación y tu forma de tirar al traste los estereotipos con total naturalidad. Quién sabe, quizás termines hablando con más gente yendo solo a un bar que acompañado de amigos. De todos modos, el objetivo prioritario no es ese, sino pasar un rato contigo mismo. Es esta una forma insuperable de conocernos mejor, sin influencias externas. Reflexionar en solitario sobre nuestra vida puede ser el primer paso para apostar por un cambio en la misma que nos haga realmente felices.
Estos son solo dos de los ejemplos más comunes, pero ¿cuántos planes que nos gustaban hemos dejado pasar por no tener quien nos acompañara? Esta manera de torpedearse tiene que acabar. Cada vez más personas están modificando la tendencia y se atreven a hacer ni más ni menos que lo que les da la gana, algo a priori sencillo pero que no lo es en absoluto. Así que viaja, apúntate a un curso, ve al museo, lee en un parque o disfruta de las vistas y del atardecer en un mirador. Lo que quieras, ¡pero hazlo!
Somos seres sociales, y estamos obligados por nuestra propia supervivencia a forjar relaciones personales afectivas. Ser un lobo solitario no es recomendable, ser independiente y dedicarte el tiempo que necesites sí. Al fin y al cabo, para querer a los demás de la mejor forma posible hay que saber quererse primero a uno mismo.