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¿Cómo afectan casos como el de Asia Argento al movimiento feminista #MeToo?
Dos estandartes del feminismo han sido acusadas en los últimos meses de acoso sexual. El movimiento se debate entre qué posición tomar en un asunto tan difícil de manejar, con la presión mediática detrás. Sin embargo, estos casos podrían abrir unos temas hasta ahora tabú fundamentales para hacer evolucionar la corriente feminista.
21 Agosto 2018
|The New York Times ha sacado al debate público una cuestión polémica con sus exclusivas en el último mes: ¿qué sucede cuando personalidades de la corriente feminista son acusadas de abuso sexual?
Primero destapó el caso de Avital Ronell, la profesora de Filosofía de la Universidad de Nueva York reconocida y admirada en el mundo de la docencia por sus escritos y postulados feministas. Un antiguo alumno, Nimrod Reitman, denunció ante la universidad que la profesora le acosó sexualmente de manera física y verbal durante los tres años (2012-2015) en los que se sacó el doctorado.
Reitman denuncia tocamientos, besos, mensajes de texto, correos y llamadas de forma reiterada por parte de Ronell, quien ha negado los hechos ante la universidad y en unas declaraciones al New York Times, donde acusa a su exalumno de ser el que la buscaba constantemente. Para más inri, Ronell es abiertamente lesbiana y Reitman actualmente está casado con otro hombre. Aunque la universidad no puede probar los hechos porque nadie más ha sido testigo de ellos, ha suspendido cautelarmente a la profesora para el próximo curso.
Más resonancia internacional ha tenido su exclusiva sobre Asia Argento, una de las actrices que destaparon los abusos en Hollywood del productor Harvey Weinstein. Ahora, la italiana se ve envuelta en un caso de acoso que ella misma perpetró en 2013 contra un menor de edad, el actor Jimmy Bennett.
Se conocieron en 2004, tras rodar juntos la película El corazón es mentiroso. Desde entonces, su relación era muy estrecha, hasta que en 2013, según la denuncia de Bennett recogida por el Times, Asia practicó sexo con él en un hotel de California cuando ella tenía 37 años y él 17, uno menos de la edad legal para el consentimiento sexual en ese estado.
Tal y como relata el abogado del actor y cantante, el encuentro dejó secuelas en el joven, lo que podría explicar cómo su prometedora carrera se estancó por completo. En la carta que enviaba en noviembre del año pasado dicho abogado al encargado de llevar a la actriz se exigían más de 3 millones de dólares de compensación, que finalmente se quedaron en 380.000 euros para evitar que el caso saliera a la luz, algo que ha terminado sucediendo.
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El feminismo, principal afectado
Ambos asuntos son espinosos, y plantean unas dudas quizás necesarias sobre lo que debe ser el movimiento feminista, ya sea a través de sus ramas del #MeToo, del Time's Up o de otras similares. Desde luego, lo único que hay que dejar claro es que estos casos no deslegitiman el feminismo ni la condena a los abusos a las mujeres. Que Argento haya acosado a un menor de edad en 2013 no resta validez a su relato sobre la violación de Weinstein en Cannes en 1997. Así que lo mejor es descartar el intento de algunos de tirar por la borda años de lucha a las primeras de cambio.
No obstante, es un hecho que noticias como esta dañan la percepción del #MeToo, lo merezca o no. Aunque debería ser Asia Argento la que sufra las consecuencias de forma individual, su estrecho vínculo con un movimiento que incomoda al statu quo lo pone en el centro de la diana, y genera además un debate interno sobre cómo actuar que puede suscitar dudas o críticas. Por tanto, es el feminismo el que más sufre las consecuencias de estos casos aislados.
Reacciones diversas que han generado polémica
Durante los meses en los que ha tenido lugar el proceso contra la profesora Avital Ronell en la Universidad de Nueva York, un grupo de importantes académicos de todo el mundo mandaron un escrito a la propia universidad mostrando su apoyo a la profesora frente a "la campaña maliciosa contra ella". En la carta abogaban por la reputación intachable de Ronell y ponían toda la presión en Nimrod Reitman.
¿Es esta la mejor forma de encarar un supuesto caso de abusos sexuales hacia un alumno? Reitman ha mostrado a la universidad los correos que la docente le enviaba, muchos de ellos con exageradas muestras de cariño e incluso contenido sexual, motivo que ha provocado su suspensión este curso que viene, tal y como apunta The New York Times. ¿Qué pasa ahora con la carta?
La sororidad, el apoyo entre mujeres, es, sin duda, el gran logro de la nueva ola feminista, pero deja algunas dudas tras de sí al alcanzar estos extremos. ¿Hay que creer en la inocencia de una mujer denunciada por acoso por el mero hecho de ser mujer? Partiendo de la base de que sus supuestos abusos sexuales no parten de un problema estructural, como en el caso de los hombres, ¿qué reacción debe seguirse ante estos incidentes?
Dudar de la presunta víctima no debería ser una de ellas. Al pensar que lo único que busca Jimmy Bennett es dinero o repercusión ahora que Argento es más reconocida que nunca, se incurre en una contradicción que no debe pasarse por alto. También Casey Affleck silenció los prolongados actos de acoso y abuso sexual a dos actrices mediante un millonario acuerdo económico, y nadie duda de que tuvieron lugar.
Rose McGowan, el otro gran nombre que auspició la caída de Weinstein, ha afirmado en su cuenta de Twitter que su "corazón está roto". Sin embargo, acto seguido aseguró que "ninguno de nosotros conoce la verdad de la situación" y pidió amabilidad, un gesto muy criticado por su tibieza ante este hecho.
Un problema del que se puede aprender
El término #MeToo, al contrario de lo que se pueda pensar, no lo inventaron las estrellas de Hollywood. Su origen data de 2006, cuando la activista Tarana Burke lo acuñó para ayudar a mujeres estadounidenses negras y de pocos recursos a contar sus historias y combatir el machismo.
Burke, ahora una de las personas más influyentes en EEUU, sí se ha mojado al conocer la noticia, y ha mostrado cuál es el camino a seguir por parte del #MeToo y del feminismo en general. Así lo explica en Twitter:
Dije repetidas veces que el movimiento #MeToo es para todos nosotros, incluidos esos jóvenes valientes que ahora dan un paso al frente. Seguirá siendo molesto escuchar los nombres de algunos de nuestros favoritos vinculados a la violencia sexual a menos que dejemos de hablar de individuos y empecemos a hablar de poder. La violencia sexual va sobre poder y privilegios. Eso no cambia si tu perpetrador es tu actriz, activista o profesora favorita de cualquier género. No cambiaremos la cultura hasta que nos demos cuenta de ello y modifiquemos esas falsas narrativas.
Un cambio es posible, y el movimiento da pie a esa posibilidad. Pero solo puede suceder si abrimos la caja de pandora y nos sentimos realmente cómodos con la incómoda realidad que nos dice que no hay una única manera de ser un abusador y no hay un único tipo de víctima.
Poder, es este el gran término que emplea la activista. El poder y los privilegios fomentan el abuso, y es necesario darse cuenta de que eso también puede ocurrir en el caso de una mujer. Superada esta barrera, según la fundadora del #MeToo, se abrirá un nuevo espacio de igualdad y de condena ante la violencia.
Por tanto, casos como los de Avital Ronell y Asia Argento deben servir para completar el feminismo, no para destruirlo, ya que el movimiento es más importante que cualquier persona y ha de estar en continuo aprendizaje, incluso con asuntos tan peliagudos. Y de paso, conviene hacerse a la idea de que las personas famosas y con poder no pueden liderar el #MeToo, solo acompañarlo y darle visibilidad. El feminismo está en continua evolución, y asimilar estos conceptos podría ser fundamental para el futuro.