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Estados Unidos irrumpe en Eurovisión, para desgracia del Festival (y de todos sus aficionados)
La película 'Eurovisión' es el último acercamiento de EEUU al festival. Parece que tanto Netflix como el país americano tienen puestos sus ojos en el certamen, pero, ¿es conveniente que Estados Unidos participe en Eurovisión?
21 Agosto 2019
|Durante más de seis décadas, el Festival de Eurovision ha vivido en la tranquilidad que los países participantes le brindaban. Con una fama que podía ser mayor o menor según la época, y siempre con polémicas, los famosos 'eurodramas', pero de un carácter muy doméstico. Sí, se ha abucheado a Rusia durante muchos años. Sí, España ha sido continuamente maltratada por unas injustas puntuaciones. Sí, los países del este solo se votan entre ellos. De hecho, el Festival no tiene buena fama en toda Europa por diversos motivos, y cuenta con detractores, tanto de su música, como del espectáculo que representa.
Pero el Festival de Eurovisión es una forma de unir durante una semana al año a todos los países de Europa con el propósito de cantar. Es un lugar en el que se mezclan las canciones más actuales con el folclore más tradicional; y nunca desentona. ¿Que la polémica rodea Eurovision todos los años? Es cierto. ¿Que muchos países no se lo toman en serio? Es cierto. ¿Que la política siempre juega un papel? También es cierto. Pero era nuestra música, nuestra polémica, nuestra política y, por qué no decirlo, nuestras canciones ridículas, que las hay.
Pero ahora todo puede cambiar, porque resulta que Estados Unidos quiere meter la patita en la gran fiesta de la música europea (y australiana)... ¿Veis a gente como Verka Serduchka, Salvador Sobral, Conchita Wurst, Zeljko Joksimovic o Jamala sumergidos en todo el ruido y foco mediático made in EEUU? Yo, desde luego, no. Suena a discurso autárquico, obtuso y cerril, pero a continuación explicaré por qué el Festival de Eurovisión está a punto de cambiar (y por qué no debería hacerlo).
Ya hay países no europeos en Eurovisión
Como decíamos, Eurovisión ya no solo es Europa. Desde 2015, tenemos como gran invitado a Australia, uno de los países más alejados del continente. Sin embargo, el seguimiento en el país oceánico del certamen era absolutamente multitudinario, por lo que incluirles iba a tener sí o sí un impacto positivo. Igualmente, Israel, que geográficamente no forma parte de Europa, ha participado desde hace muchos años, ganando en varias ocasiones.
Sin embargo, la clara mejora en cuanto al nivel musical que se ha podido ver en esta década con respecto a los 2000, y las millonarias audiencias del Festival, siendo año tras año el evento no deportivo más visto del mundo, han terminado por tocar la puerta de los Estados Unidos. Comenzaron emitiendo el Festival en la televisión del país, con un seguimiento menor del esperado. Desde el año 2016, el canal de YouTube FBE ha subido en los días posteriores al festival una recopilación de las reacciones de ciudadanos americanos ante un concurso que (en la mayoría de los casos) ni siquiera conocían (y me inclino a pensar que tampoco sabían de la existencia de muchos países del concurso). Las cuatro ediciones que han comentado suman la friolera de 19 millones de visitas.
Netflix fija su mirada en Eurovisión
El último, y posiblemente definitivo acercamiento de Eurovision al continente americano, es la compra de los derechos de emisión del certamen por parte de Netflix. La edición de 2019 puede ser vista por los usuarios de la plataforma en diferido, y la del 2020 también aprovechará las bondades de esta plataforma. Pero el interés por este contenido va más allá de aumentar la popularidad del concurso. Realmente, lo que pretende Netflix es incrementar las expectativas de la película que está preparando, que se llamará 'Eurovision'.
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Una película hecha por director y guionistas estadounidenses, en la que el principal toque europeo lo pondrá Pierce Brosnan, nacido en Irlanda. Demi Lovato ha sido la última pieza del elenco en confirmarse, mientras que Will Ferrell será guionista y protagonizará el film. La serie tratará de una pareja de cantantes islandeses que intentan llegar a lo más alto en el Festival. Pero la duda es razonable; ¿será capaz un equipo americano de respetar la esencia de lo que es Eurovisión? Porque los americanos se caracterizan por su patriotismo, y esto les hace tener un desmedido desdén hacia todos los países que no sean el suyo. Habrá que ver la serie para conocer la respuesta, aunque no sería una aventura demasiado arriesgada suponer que cambiarán lo que tengan que cambiar para adecuarla a sus intereses. Además, teniendo en cuenta que estamos hablando de una comedia, no extrañaría más de un tópico mal utilizado sobre un país del que no tienen conocimientos suficientes, como ya ha sucedido incluso en series como 'Los Simpson'.
El siguiente paso después de la película es crear una especie de American Vision. El proyecto se plantea para el año 2021, siempre y cuando la película funcione y el país se vaya involucrando en esta idea. Estados Unidos lo forman 50 estados, por lo que es muy probable que cada uno de ellos elija un representante y modelen el formato a su antojo para que haya más galas y genere más ingresos.
Twelve points go to... The United States of America
El final sería la entrada del ganador de este certamen 'regional' en Eurovision. Y a partir de ahí, a por todas a por la victoria. Porque no tiene pinta de que estuvieran satisfechos quedando 18º.
Además, tampoco lo tendrían difícil para llevarse el micrófono de cristal a casa. Con llevar a una Beyoncé, Bruno Mars, o Billie Eilish ganarían de calle, aunque las reglas no lo permitieran. Es más, en ese nivel, podrían perfectamente ganar todos los años y hacer que los demás países acaben copiando sus estrategias, provocando que en unos años todas las canciones acaben sonando igual, algo totalmente opuesto a la idea original de Eurovisión. Solo imaginar 'Bad Guy' entre la balada balcánica montenegrina y la canción experimental georgiana ya asusta (aclaración para los americanos: Georgia, el país, no el estado americano).
Porque Estados Unidos arrasa por donde pasa, y no en el sentido positivo de la frase. Porque Trump y compañía no tienen por qué inmiscuirse en un certamen europeo, al igual que tampoco participarían en la Eurocopa de fútbol. Incluso, porque la importancia de la televisión pública de Estados Unidos (PBS) es muy pequeña dentro de su país, y se debe acudir al certamen con un organismo público detrás. Porque por capricho de unos pocos no se debería dejar a un país sin tradición ninguna adueñarse de un formato del que se van a cansar en dos o tres años.