¿Le pasará factura a Elon Musk su guerra con los trabajadores de Twitter?
Desde sus últimos despidos hasta su jornada de 80 horas semanales, la receta de Elon Musk para Twitter está afectando a su imagen y al resto de sus empresas.
18 Noviembre 2022
|El goteo de noticias negativas acerca de Elon Musk no para de crecer y ya se ha convertido en una tormenta de la que muchos están cansados. Nadie puede negar que su gestión empresarial ha resultado hasta ahora exitosa, ya que le ha llevado a convertirse en el hombre más rico del mundo, pero últimamente parece estar dando bandazos constantes y están empezando a aparecer las nubes más oscuras del personaje.
La compra de Twitter le está suponiendo más problemas de los que seguramente esperaba y estos están repercutiendo negativamente en la imagen que las personas están percibiendo del multimillonario. Pero es que parece que no da pie con bola. La red social se está desmoronando después de que Musk despidiera durante las últimas semanas a la mitad de sus 7.500 empleados y de que ayer renunciaran muchos más después del ultimátum que les puso el multimillonario.
Como se suele decir "el que avisa no es traidor", y es que él mismo puso en su perfil el 9 de noviembre que Twitter iba a hacer un montón de estupideces en los próximos meses, y parece estar siguiendo ese mantra a rajatabla. A los despidos de los directivos le siguieron los de la mitad de la plantilla, para luego darse cuenta de que le faltaban trabajadores para seguir con el funcionamiento habitual de Twitter y dio paso a la readmisión de algunos empleados y la contratación de otros tantos nuevos. Ahora ha llegado la hora de los despidos por ultimátum.
Please note that Twitter will do lots of dumb things in coming months.
— Elon Musk (@elonmusk) November 9, 2022
We will keep what works & change what doesn't.
Este consistía en que los trabajadores tenían hasta ayer para asumir una nueva cultura corporativa en la que se verían obligados a trabajar muchas más horas, mucho más duro y con un rendimiento excepcional si querían seguir en la compañía. Así acababa dicho ultimátum: "Si estás seguro de querer formar parte del nuevo Twitter, por favor, haz clic en el enlace de abajo". En el caso de no aceptar las nuevas condiciones de trabajo en el día de ayer, el empleado sería despedido. Aún no se sabe el número trabajadores que no han aceptado trabajar más para hacer más rico al hombre más rico del mundo, pero se calcula que varios cientos han preferido acabar con su vinculación con Twitter. Lo que supuestamente no preocupa a Musk, que ya ha comunicado que "los mejores se quedan, así que no estoy súper preocupado".
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Cómo gestionarán ahora la red social con la grandísima reducción de personal que ha sufrido Twitter es una verdadera incógnita, pero parece claro que la moderación de los comentarios va a ser la mayor parte afectada. Y esto es algo que preocupa a los anunciantes, responsables de la mayor fuente de ingresos de la red social, quienes están huyendo para no verse rodeados de polémicas. Esta preocupación se une también al bandazo de los verificados, que llegó a provocar pequeñas caídas en bolsa de algunas empresas afectadas por suplantación de identidad y crea una situación difícilmente sostenible.
Cuando todo parece venirse abajo, Elon Musk se ríe
Y mientras todo Twitter arde y miles de personas se preguntan qué será del futuro cercano de la red social, alguno de ellos temiendo incluso su cierre inminente, Elon Musk se ha dedicado a reírse de la situación que él mismo ha provocado subiendo memes a su cuenta personal. El CEO sigue haciendo gala de su fama y parece incapaz de ser autocrítico y aceptar los errores que están llevando a la red social a la deriva. El comportamiento del multimillonario no es para nada nuevo en él, pero la compra de Twitter está actuando de altavoz de todas sus tropelías y está afectando a la visión que tiene el mundo sobre él y es probable que acabe traspasándose a sus negocios.
— Elon Musk (@elonmusk) November 18, 2022
Algunos expertos señalan que la actitud empresarial de Musk con respecto con la compra de Twitter se puede identificar con un estilo de gestión llamado de "gaviota". Este término hace referencia a los dueños que llegan, hacen mucho ruido, se deshacen de todo y de todos y luego se van volando. Lo que provoca una situación muy complicada para las personas que tienen que lidiar con él. De hecho esta descripción no va nada desencaminada con las intenciones del empresario, ya que ha confirmado que una vez la red social empiece a funcionar tal y como él quiere, se marchará y delegará sus funciones en otra persona.
Otros frentes abiertos de Elon Musk
Esto se une a la polémica que también tiene abierta en estos momentos con SpaceX, empresa de la que Elon Musk es CEO y fundador, por haber despedido a nueve empleados que compartieron una carta abierta criticándole en junio, la cual firmaron anónimamente 400 empleados. En esta, los ex trabajadores criticaban un comportamiento dañino para la empresa en las redes del magnate: "el comportamiento de Elon en la esfera pública es una fuente frecuente de distracción y vergüenza para nosotros, particularmente en las últimas semanas".
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En ese momento, Musk también estaba envuelto en unas graves acusaciones de acoso sexual a una azafata, las cuales se saldaron cuando utilizó a la empresa espacial para enviarle a la mujer 237.000 euros a cambio de retirar la denuncia. Esto agravó las tensiones internas entre empleados, los cuales acabaron horrorizados cuando el multimillonario se puso a bromear sobre las acusaciones en su cuenta de Twitter. Y este no sería un caso aislado del ambiente de acoso sexual y discriminatorio de género que diversas trabajadoras han denunciado en la empresa en diversas ocasiones. Por otra parte, en una reunión que se produjo durante los polémicos despidos se llegó a decir "SpaceX es Elon y Elon es SpaceX", lo que demuestra la capacidad que tiene el multimillonario de hacer lo que quiera con sus empresas.
El infierno que viven sus trabajadores
Queda claro, con cada noticia de los nuevos actos de Musk, que sus prácticas de gestión empresarial tienen muy poca tolerancia a la disidencia y a los desacuerdos. Algunos de sus empleados han llegado a decir que ejerce un firme control sobre sus centros de trabajo y que incluso alguno de sus recurrentes actos podría salirse de la legalidad. Para hacernos a la idea de cómo tiene que ser trabajar en SpaceX, uno de sus altos cargos les llegó a decir a algunos trabajadores que eligieran entre sus preocupaciones laborales y llegar a Marte. Los empleados señalan que puede ser muy despiadado cuando las cosas van mal con quien no comulga con sus ideas.
Como vemos, es muy difícil trabajar para el magnate. En la última reunión del G-20 comentó que trabajaba 80 horas semanales en Twitter y que incluso dormía en las oficinas para evitar perder tiempo innecesariamente. En 2018 ya se mostraba a favor de la jornada laboral de 80 horas semanales, con picos de hasta 100 cuando fuera necesario. En relación con esto decía "nadie ha cambiado el mundo trabajando 40 horas a la semana" e instaba a aplicar a sus empresas a quien estuviera dispuesto a trabajar en estas jornadas maratonianas. Así que está claro que la implicación de sus trabajadores no es negociable.
Y si hace unos días hablábamos del auge entre los trabajadores de los movimientos sindicales de las multinacionales estadounidenses, podemos ver que Musk, fiel seguidor de una explotación laboral que según él "distingue a los mejores de los mediocres", se empeña en cesar cualquier posibilidad de creación sindical exigiendo a los directivos realizar formaciones sobre cómo desalentar la actividad sindical. Estrategia que se repite tanto en SpaceX como en Tesla.
Estaremos atentos a cuál es el próximo movimiento polémico de Elon Musk y veremos si por fin trasciende una noticia positiva sobre él. De momento, las oficinas de Twitter permanecerán cerradas hasta el lunes 21 de noviembre, veremos si el ambiente se calma un poco hasta entonces.