DJ Squire
DJ Squire: "En mi DNI pone Jaime Alguersuari, pero yo no me siento Jaime Alguersuari. Soy Squire"
Jaime Alguersuari ha encontrado la redención en la música gracias al apellido de su madre, Escudero (Squire en inglés). En apenas unos meses se cumplirá una década de su debut en la Fórmula 1, y en MENzig hemos hablado con él para que nos cuente qué queda ya de aquel joven en DJ Squire.
18 Octubre 2018
|La vida da muchas vueltas, y ofrece la posibilidad de vivir etapas totalmente diferentes y de poder convertirse en una persona totalmente nueva. Jaime Alguersuari Escudero es uno de esos casos que dejan claro que no solo hay un camino recto que seguir, que el trayecto vital puede tener curvas, altibajos y cambios de sentido, pero que lo importante es sentirse cómodo con uno mismo cuando llegas a la meta.
Y una vez alcanzas esa madurez y esa satisfacción personal, lo vivido años atrás deja de doler. A Jaime, hoy Squire (su nombre artístico, la traducción en inglés del apellido de su madre) le ha sucedido. "No cambiaría nada de mi pasado ni de lo que ocurrió. No le doy vueltas, simplemente lo acepto y paso página", nos comenta mientras prepara la maleta con la que ahora viaja por todo el mundo como DJ.
Una vida ligada a los monoplazas y a la música
Para aquellos que todavía no se ubiquen les pongo en situación. Jaime Alguersuari se convirtió el 26 de julio de 2009 en el Gran Premio de Hungría y de la mano de Toro Rosso (Red Bull) en el piloto más joven en debutar en la Fórmula 1 (actualmente es el tercero). El barcelonés cumplía su sueño e iniciaba "un capítulo fantástico", como él mismo define. Casi una década después de aquel día, todo lo que guarda Squire de esa etapa son buenos recuerdos, experiencias que le han hecho crecer como persona y, en especial, una sensación de paz interior: "Yo me voy a la cama tranquilo sabiendo que no pude dar más de lo que ya di, de que me entregué a mi sueño".
Un sueño que se tornó en pesadilla por la forma de actuar de la escudería Red Bull, una máquina de tragar y escupir pilotos jóvenes a su antojo, y especialmente de su asesor deportivo, Helmut Marko, que tuvo numerosos rifirrafes con el piloto catalán que le terminaron de condenar al ostracismo. A finales de 2011 le comunicaron que no contarían con él, en una fecha en la que encontrar otra escudería era una utopía.
"No te esperas una decisión así", recuerda con tristeza. "Esa maldad me hizo daño". Pero el "desamor" no había hecho más que comenzar. A partir de ahí, sentimientos de rabia y frustración por no lograr un asiento en una escudería se apoderaron de un Jaime al que le pedían millones de euros por volver a la competición, mientras se daba cuenta de que "el piloto ha pasado desgraciadamente a ser un cliente".
Un corto paso por la Fórmula E, una ruptura sentimental y la falta de objetivos en el mundo del automovilismo le llevaron a colapsar en el aeropuerto de Moscú en 2015. Era momento de decir basta. Por suerte, por aquel entonces ya intuía cuál era su verdadera aspiración, aunque la hubiera tenido más o menos reprimida durante esos años: la música.
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"No encontré la motivación por el automovilismo tras la F1, quizás porque mi amor por la música iba creciendo". De hecho, Squire ya estaba en el interior de Jaime cuando este tenía todo el futuro por delante en la F1, y cuya popularidad le permitió pinchar en varias fiestas durante algunos fines de semana de carrera. Sin embargo, una vez se alejó de todo ese universo quiso empezar de cero, no aprovechar su nombre para saltarse varios pasos en su trayectoria como músico: "Yo quería ganarme un sitio y sabía que lo que tenía que hacer era trabajar y enviar maquetas a sellos sin decir quién soy".
Era cuestión de tiempo que la gente se enterara de la identidad de Squire, lo que le ha abierto y cerrado puertas. No parece preocuparle lo más mínimo a un renovado Alguersuari, que asegura que no ha optado por un camino de "fama y popularidad", sino por una música electrónica "menos mainstream, más pequeña". El sonido que más le define actualmente es el hardstyle, con el que tuvo la oportunidad de pinchar en Ibiza el pasado verano. En el futuro se marca dos objetivos: grabar su primer álbum y tener un sello discográfico propio. Pero sobre todo, lo que busca con ahínco es sentirse valorado y respetado por el público y por el conjunto de la música electrónica.
Squire se ha convertido en una persona que vive por y para la música. "Lo es todo para mí, mi vida no tendría sentido sin ella, es la razón de mi existencia", sentencia emocionado. Sus palabras lo confirman, pero su manera de transmitir esta pasión a quien le escucha dice aún más.
La clave radica en que la música ha permitido a Squire crear algo desde lo más profundo de su interior, le ha hecho abrirse y conocerse. "Cuando escuchas mi música me estás describiendo a mí mismo. Yo ni me puse un casco para ser famoso ni me compré un sintetizador para ser multimillonario. Lo hago de corazón".
"Parece que en Internet todo está permitido"
Por mucho corazón y verdad que se le pueda poner a algo, las críticas van a llegar sí o sí. Alguersuari también las ha sufrido, especialmente en su anterior trabajo. No guarda rencor a todos aquellos que hayan podido herirle en un momento determinado, sino que apunta más arriba a la hora de señalar este problema: Internet.
"Creo que ha llegado el momento de entender que todos somos un poco esclavos de un monstruo gigante, del cual no sabemos exactamente cuál es su tamaño, que se llama Internet. Todo el mundo puede tener una identidad oculta en las redes, ser un escondite. Parece que en Internet todo vale, todo esta permitido. Eso nos puede destruir como personas y como profesionales, tanto al que publica como al que lee. Internet nos ha ayudado en muchos aspectos, pero nos ha perjudicado en otros tantos".
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Una nueva vida a los 28
Por este motivo, Squire tiene claro qué consejo dar a los jóvenes que quieran comenzar como DJ: "Invierte más tiempo en el estudio y menos en las redes sociales". Les pide a las nuevas generaciones olvidar el tópico de "fiesta, mujeres y champán" que tan a menudo rodea a estos profesionales, desvirtualizando su profesión. "Lo que tiene que hacer un chico que empiece en esto es culturizarse en el mundo de la música. Yo soy simplemente una consecuencia de los millones de discos, canciones y sonidos que he escuchado. Si tuviera que decirle algo a aquellos que empiezan sería: 'Chico, no lo hagas por la foto en Instagram, sino porque tienes amor hacia esto y crees que puedes aportar algo a este mundo del arte'".
Más dificultades encuentra a la hora de elegir un consejo para quienes sueñan con ser piloto de Fórmula 1, pero, tras unos segundos de duda, arranca su discurso:
"Le diría lo mismo que con cualquier otro trabajo del mundo: 'Disfruta de lo que haces, entrégate en cuerpo y alma y sigue trabajando como si no hubiera un mañana'. Y puede ser que el sueño no se realice, pero que no sea por tu culpa, por no poner todo para cumplirlo. Por eso, a cualquiera que quiera dedicarse a algo vocacional le diría: 'Haz lo máximo que esté en tus manos. En las tuyas, porque con lo que está en las de los que mandan no podrás hacer nada. Por tanto, preocúpate de lo que tú puedas hacer'".
Este es el pensamiento de un hombre que a sus 28 años nada tiene que ver con aquel chaval de 19 que quería ser campeón del mundo. "En mi DNI pone Jaime Alguersuari, pero yo no me siento Jaime Alguerusari. No niego de dónde vengo, pero yo ahora soy Squire, otra persona, otro personaje. Ni mejor ni peor, diferente. Una persona que ha aprendido mucho de lo vivido en el pasado, en las carreras, pero que ahora es una versión distinta de sí mismo". Esta ya no es la vida de Jaime, es la vida de Squire.