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El contraste cultural entre España y EEUU, evidente hasta en los pequeños detalles
El idioma no es la única barrera que nos podemos encontrar entre un estadounidense y un español promedio, aunque curiosamente Estados Unidos no tiene lengua oficial como tal.
02 Septiembre 2022
|La global cultura estadounidense, aunque sin el dominio homogéneo de antaño, continúa siendo la más exportada a todos los rincones del planeta. Su cine, música, arte, literatura, televisión y deportes inundan nuestro día a día y nos hace pensar que los conocemos, que les imitamos, que poco a poco vamos asumiendo sus costumbres. Y en parte, nos guste o no, es así. Quién hubiera imaginado el siglo pasado que estaríamos celebrando Halloween cada año, o que seguiríamos más de cerca las elecciones a la presidencia estadounidense que las de cualquiera de nuestros países vecinos e incluso muchas de nuestras comunidades autónomas.
Pero no nos dejemos engañar por las apariencias, porque en el fondo, españoles y estadounidenses somos diferentes, y mucho. Nos separan demasiadas cosas, y ya no solo a nivel político o sanitario, sino en las cosas cotidianas y minúsculas del día a día, las verdaderamente trascendentales a la hora de plantearnos en algún momento de nuestra vida mudarnos al país de las barras y estrellas.
Los horarios y la comida
Aquel magnífico momento en el magnífico episodio 'Dinner Party' de la magnífica serie 'The Office', en el que Pam se quejaba de cenar 'tarde' y Jan le replicaba diciendo: "En España a menudo no empiezan a cenar hasta medianoche", refleja lo alejados que estamos en los horarios con los estadounidenses, y en realidad, con el resto del planeta.
Con el desayuno no hay demasiados cambios. En ambos países los trabajadores suelen desayunar entre las 6:30 y las 8:30. La cosa se complica más cuando saltamos al mediodía, momento en el que nosotros tenemos nuestra comida más grande del día, con dos o tres platos incluido el postre, y realizada entre las 14:00h. y las 16:00h. en líneas generales. La comida dista bastante de ser relevante en el otro lado del Atlántico. En este caso es a mediodía, sobre las 12, y está compuesta con suerte por un sándwich o una ensalada, sin dejar el trabajo ni gastar más de media hora en la misma. Todo por adaptarse al famoso horario de trabajo "9 to 5" que impera en la inmensa mayoría de oficinas estadounidenses. Que no te extrañe encontrarte en medio de una reunión en el horario de 'comida' o engullir un aperitivo sin despegarte de la pantalla.
Pero esto encaja a la perfección con la que sí es su comida importante, la cena. ¿El horario? aquí es donde podemos levantar alguna que otra ceja, porque la cena americana tiene lugar entre las 17:00h., hora de salir del trabajo, y las 19:00h.. De hecho, conseguir reservas en restaurantes es bastante más sencillo a partir de las 20:00h., siempre que el restaurante siga sirviendo hasta tarde, quién lo diría.
Lo más visto
También es cierto que las horas de sol allí son diferentes, en gran parte porque nosotros estamos en la hora equivocada, compartiendo zona con Alemania pero no con Reino Unido cuando son estos y no los alemanes los que están en nuestro mismo meridiano. Aun así la diferencia es tan grande que no se explica con una hora de luz extra, y recae enteramente en una basta diferencia cultural. De la merienda nos olvidamos, porque es una cosa solo nuestra. Lo que sí hacen ellos que nosotros evitamos es el picoteo constante entre horas, tanto después del almuerzo como antes de acostarse.
Hablando de comida, hay que recordar que a veces nos cuesta darnos cuenta de todos los productos que son únicos o exclusivos de España. La tortilla allí es una cosa diferente, aunque por supuesto te la puedes hacer tú en casa, pero olvídate de los pinchos. Lo mismo ocurre con otras cosas como las croquetas, turrón y muchas otras cosas que tenemos asimiladas como totalmente normales. Y lo de las uvas con las campanadas, otra cosa por la que te puedes ganar alguna que otra mirada extraña.
El embutido no tiene nada que ver, y esto es algo que no vas a poder solucionar sin que te detengan por contrabando con 20 chorizos en la maleta. Hacerse con una buena loncha de jamón te cuesta una fortuna, y es el mismo que compras aquí en el supermercado. Lo mismo pasa con el aceite de oliva , así que si aquí ya pensamos que es caro, allí mejor ni hablamos.
El nivel de procesado de los productos como la pasta, el pan, las salsas o los productos de desayuno también nos puede sorprender al principio. Hay muchos más derivados del azúcar entre sus ingredientes, consecuencia de no tener unos controles tan estrictos como los nuestros con la producción de alimentos. Si quieres productos más similares a lo que tenemos aquí vas a tener que pagar la diferencia, que normalmente es bastante.
El sarcasmo y las burlas se quedan en casa
No es un misterio que en España tendemos a ser bastante irónicos y a meternos todos con todos como forma de vida. Las bromas que pueden ser más bien ofensivas, los comentarios sobre la apariencia o las burlas en general son el pan de cada día. No tenemos reparo en lanzarlas contra nuestros compañeros de trabajo, en público, en clase, en todas partes.
En Estados Unidos este no es un tema que tomarse a la ligera. En ambientes académicos/laborales es esencial mantener el tono formal y respetuoso, cualquier cosa que aquí consideremos como una pequeña salida de tono allí puede interpretarse como muy ofensivo y tener ciertas consecuencias. Lo mejor es amoldarse a esto siempre que no estés con tu círculo íntimo de amigos y familiares para evitar disgustos. Esto se puede incluso trasladar a otros hábitos, como el que tenemos aquí por pitarle a todo el mundo a la mínima conduciendo. Mejor pensárselo dos veces y reducir la agresividad y la burla tan típicamente españolas.
Lo más nuevo
Sin salirnos de aquí, podemos tratar también nuestro comportamiento en bares y restaurantes. Además de lo ruidosos que somos en comparación, cosa que en principio no ha de preocuparnos demasiado, sí hay una cosa que hay que asimilar: las propinas. Aquí, si dejamos propina, que normalmente no, esta suele consistir en los céntimos de las vueltas o un par de euros a lo sumo en una comida grande.
Allí la mayor parte del salario de los camareros está compuesto por las propinas, que son de carácter obligatorio. El mínimo que se deja es el 15% de lo que pagemos por nuestra consumición, lo normal siendo el 20% y más de esta cifra en caso de que se quiera premiar el servicio. Teniendo en cuenta que todo allí es más caro, sumándole esto y añadiendo que ahora el euro vale menos que el dólar, vamos a tener que abrocharnos el cinturón para ir a restaurantes porque se viene un gasto inmenso.
Como dato curioso, en Estados Unidos al pagar con tarjeta no efectuamos nosotros el pago. Se llevan nuestra tarjeta y nos la devuelven con el pago realizado en muchos bares y restaurantes (salvo cadenas de comida rápida).
La vida universitaria
Esto podría parecer una de las obviedades que no se necesitan explicar como la legalización de las armas o la inexistencia de sanidad universal. Tantas películas de universitarios que nos han llegado deberían ser suficientes para zanjar este tema, pero conviene repasarlo por si hay algo que no es del todo conocido.
Empezando por el proceso de admisión en un sistema dominado por la universidades privadas y que se sustenta en el prestigio de las mismas. Es habitual tener mucha presión en el instituto para conseguir una notas que te permitan entrar en una universidad de cierto prestigio.
Una vez completa la hazaña de tener el perfil necesario, llega el momento de enviar cartas de presentación a las universidades en las que quieres entrar, e incluso realizar entrevistas en algunos casos. Un proceso de selección no muy distante de encontrar trabajo que, debido al gran grado de competitividad que hay, puede acabar en decepción en muchas ocasiones.
Una vez entras, la mayor de las diferencias con nuestro sistema es que allí no eliges una carrera. Lo que en su lugar haces es elegir asignaturas cada semestre, y al término de los cuatro años (o los años que quieras hacer), en función de las asignaturas que hayas ido eligiendo te gradúas en una cosa u otra. Un aspecto esencial y también diferente son las notas. El baremo es sobre 4 y no sobre 10, y la nota media, GPA (Grade Point Average), se suele tener muy en cuenta a la hora de encontrar trabajo después.
Pero si algo de lo que se habla siempre es de las fraternidades y la vida en el campus con los famosos dorms. En las universidades privadas españolas ya se lleva un tiempo copiando lo peor de estas asociaciones, las novatadas, pero todavía no tenemos esa cultura de vivir todos en residencias de la universidad, y desde luego también nos falta la importancia del deporte universitario. El baloncesto y el fútbol americano son los deportes más seguidos en esta etapa, pero en general todos los deportes tienen relevancia y son un factor clave para entrar la universidad.
Seguimos hablando del deporte. Las universidades se dividen por divisiones en función de la calidad de su programa deportivo. Los jóvenes atletas están tan bien valorados que, al contrario de lo que sucede con el resto de estudiantes, son las propias universidades las que intentan reclutar a los mejores deportistas cada año. Además, salvo excepciones, es frecuente que los mejores jugadores estén como mucho dos años en la universidad antes de dar el salto profesional.
Hablando de deportes, cabe recordar que allí nuestro querido soccer es un deporte secundario y mayoritariamente femenino, de ahí sus cuatro campeonatos del mundo y cuatro oros olímpicos en fútbol femenino en comparación con su irrelevancia en el masculino. Los deportes estrellas son los de sus cuatro grandes ligas: NBA, NFL, MLB y NHL. Tampoco destaca mucho la F1, aunque va a más, sustituida por sus múltiples competiciones locales entre ellas la NASCAR.
Los objetos cotidianos
Incluso en las cosas que usamos cada día nos encontramos diferencias bastante importantes, aunque afortunadamente no son muchas. La más conocida son las persianas, que simplemente no existen, teniéndonos que conformar con cortinas. Los enchufes son también diferentes a los que tenemos aquí y no podremos utilizar nuestros cargadores.
Otra algo menos conocida es la almohada. Las almohadas largas comúnmente utilizadas aquí tampoco las vamos a encontrar en Estados Unidos, que son sustituidas por el uso de dos cojines o almohadas más pequeñas. Los jardines de las casas en muchas ocasiones forman parte de la calle, es decir, no hay muros o vallas de algún tipo que los separen de lo que es la zona pública, algo inimaginable aquí.
Los coches son en su inmensa mayoría automáticos, habiendo una gran cantidad de conductores que no saben conducir manual. Según CarMax, el 96% de estadounidenses conducen un coche automático. En España, los coches automáticos representan el 1% de los coches en circulación, de acuerdo a datos ofrecidos por Renault.
Al igual que con la temperatura, las distancias o el peso, en Estados Unidos utilizan también una medición diferente para la ropa, en concreto para pantalones y zapatillas. Yo uso un 46 de pie aquí, lo que en Estados Unidos se traduciría en un 13.
Los fumadores son una cosa diferente hoy en día, ya que la palabra fumar se suele asociar más con marihuana (legal en varios estados) que con el tabaco. El 12% de la población estadounidense fuma tabaco, de acuerdo con datos del propio gobierno, mientras que en España la mitad de la población es o ha sido fumadora.
Estados Unidos y España, dos mundos diferentes
La diferencia puede ser tan abrumadora por momentos que te puede dar la sensación de estar en un planeta totalmente diferente. Si no es por toda esta diferencia, lo puede ser también por la gran multiculturalidad con la que cuentan, cosa de la que nosotros no disfrutamos.
A pesar de la gran cantidad de países con grandes inmigraciones a Estados Unidos, España nunca terminó de asentarse como uno de ellos ni creó su propia cultura dentro del popurrí que supone este país, a excepción quizá del barrio Little Spain, que existió en Manhattan durante el siglo pasado desde su fundación en 1902, pero que ya es historia. Las mayores olas de inmigración al otro lado del Atlántico se sucedieron durante las dos dictaduras que sufrió España en el siglo XX, pero desde entonces se ha mantenido con números muy bajos cada año.
No por ello hay que olvidarse de todos los españoles viviendo allí, que hoy en día son alrededor de 800.000. Todos ellos se encontraron con estos contrastes o diferencias entre la cultura de ambos países.