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El críquet va camino de convertirse en el deporte más popular del mundo, y nosotros sin darnos cuenta
La liga india de críquet ha firmado un contrato televisivo millonario que le acerca al poder económico del fútbol. En popularidad, aunque parezca raro, ya van a la par. Para conocer el porqué de su éxito, es necesario repasar su historia y aprender sus reglas y evolución.
18 Agosto 2018
|España, donde el fútbol lo controla todo, siempre tiende a menospreciar el resto de deportes. ¿Que ganamos una medalla en algún mundial de atletismo o natación? Hablamos de las declaraciones de Gerard Piqué. ¿Que Javier Gómez Noya vuelve a ganar una carrera? Discutimos por el gesto de Sergio Ramos. Si no prestamos atención a otros deportes donde los españoles ganan, imaginaos aquellos que ni siquiera aparecen un segundo al año en televisión.
Es el caso del críquet, el prestigioso deporte inglés que se inventó allá por la Edad Media. En España el desconocimiento sobre el que muchos consideran padre del béisbol es total. Pero en MENzig estamos para ayudaros a aumentar vuestro conocimiento, y quién sabe si para aficionaros a este deporte. Porque, al contrario de la creencia general, es mucho más dinámico y divertido de lo que parece, especialmente en los últimos años. Y ojo, que cada vez está más cerca del deporte rey, tanto en ingresos como en seguidores.
Un deporte complejo
Pero ya llegaremos a ese punto. Retrocedamos un poco en el tiempo, más o menos hasta el siglo XVIII. En aquellos tiempos el críquet ya era el deporte nacional de Inglaterra, consolidado con el Marylebone Cricket Club (MCC), más conocido como Lord's, el club privado londinense donde se disputaban los principales partidos. El término Lord's reflejaba perfectamente lo que era el críquet en ese momento, un deporte de caballeros británicos por y para caballeros británicos.
El MCC fue fundamental porque aunó las reglas del críquet en el siglo XIX. Intentaremos explicarlas de la forma más sencilla posible. Dos equipos de once jugadores en un campo ovalado se van turnando para batear. El equipo que lanza la pelota tiene a los once jugadores en la cancha, mientras que el que batea solo tiene a los dos bateadores. La parte fundamental del juego se desarrolla en el rectángulo central, donde se hallan los bateadores, en ambos extremos del rectángulo, y el lanzador.
Si el bateador golpea la pelota, deberá ir intercambiando posiciones con su compañero de equipo. Cada intercambio es una carrera. Mientras, el equipo rival tendrá que coger rápido la bola y devolverla al lanzador, momento en el que termina el turno. El lanzador solo puede tirar seis veces, en ese momento hará un over y dará paso al siguiente.
Si el bateador envía la bola al fondo del campo, se le adjudican cuatro carreras. Si la manda fuera del estadio, seis. El equipo rival puede eliminar al bateador de hasta once formas posibles. Las más comunes, que la bola llegue al lanzador antes de que los bateadores certifiquen la carrera, y que el lanzador logre derribar el wicket que defiende el bateador. Ahora bien, ¿qué es el wicket? (Tranquilos, ya falta poco). El wicket lo forman los tres palos verticales (stumps) y dos travesaños (bails) que se colocan detrás del bateador, y que este deberá defender como sea.
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Cuando un bateador queda eliminado, es sustituido por otro de los que está fuera de la pista. Cuando diez de los once del equipo están fuera y es imposible hacer pareja, se cambian las tornas y comienza a batear el otro equipo. Solo puede haber un máximo de dos cambios de este tipo, y entonces ganará el que haya hecho más carreras. ¿Fácil, verdad?
El problema es que, en los partidos de ese primer críquet, que se denominaban tests, el número de overs era ilimitado, y los partidos podían durar hasta cinco días, momento en el cual el árbitro dictaminaba el empate.
Los alumnos vencieron al maestro
A pesar de este inconveniente, el críquet dominaba en Inglaterra tal y como el Imperio Británico hacía en el resto del mundo. Los soldados británicos lo practicaban en las colonias, y contagiaron su pasión por el bate plano a estos territorios. Australia, Nueva Zelanda, India, las islas del Caribe... Todas las zonas controladas por Inglaterra se volcaron con el críquet, a excepción de Canadá. Incluso Estados Unidos jugaba en su momento al críquet, aunque finalmente lo sustituyó por el béisbol décadas después de su independencia como un acto simbólico de ruptura.
Entrados en el siglo XX, mientras el Imperio Británico se transformaba en la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth), el críquet se convirtió en el medio idóneo para templar los ánimos y mantener las alianzas entre Inglaterra y los países que iban logrando su independencia. Sus selecciones de críquet acudían a Londres, invitadas por el país británico, dispuestas a demostrar a su antigua metrópoli su fortaleza. Eran algo más que amistosos, tenían una carga emocional y de revancha, por así decirlo, importante.
El Consejo Internacional de Críquet aprovechó ese filón y creó en 1975 la Copa Mundial de Críquet, que se disputó en Lord's. Con el fin de hacerlo más atractivo al espectador y que no el torneo no durase más de lo debido, se implantaron cambios revolucionarios en el críquet tras más de siglo y medio de hermetismo. Los overs por fin no eran ilimitados, sino que había un máximo de 50 por equipo, y la duración máxima de un partido pasaba a ser de un día en vez de cinco. Era el turno del One Day International (ODI), que sustituía a los tests.
No solo en eso cambió el críquet. De repente, y sin saber muy bien cómo, el país que había inventado este deporte ya no era el mejor practicándolo. De las tres primeras ediciones, en las que fue anfitriona, tan solo en una llegó a la final. Hasta la fecha, no han ganado el torneo ni una vez. Las Indias Occidentales (conglomerado de jugadores del Caribe) vencieron los dos primeros Mundiales, y una sorprendente India se hizo con el tercero en 1983.
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La modalidad que cambió la historia del críquet
Ese Mundial supuso el empuje definitivo para que el críquet se convirtiera en un fenómeno de masas en el país asiático. La mismo sucedió 9 años después con Pakistán, que se alzaría con el torneo tras vencer a Inglaterra bajo la atenta mirada de 87.000 personas en el Melbourne Cricket Ground de Australia. Se iniciaba así la gran rivalidad deportiva entre India y Pakistán, dos países que se han enfrentado en cuatro guerras en los últimos 70 años y donde el críquet se ha convertido en una cuestión de estado. De hecho, el duelo entre ambos países del Mundial de 2015 fue seguido por 1.000 millones de personas, colándose de lleno en el listado de eventos con más espectadores de la historia.
Caribe, Australia, India, Pakistán... Todas las antiguas colonias británicas tenían una selección potente, al menos un Mundial, y una liga nacional competitiva detrás. Mientras, Inglaterra se quedaba muy atrás. Además, el críquet de un día (ODI) no terminaba de conectar con la juventud, que pasaba olímpicamente del deporte que sus antecesores vieron con entusiasmo.
Se apostó entonces por dar un nuevo giro al críquet, recortando de nuevo su duración y convirtiéndolo en un deporte más vivo y más emocionante. Llegaba el Twenty20, o T20, una modalidad donde el máximo de overs serían 20 y el partido no excedería las tres horas.
Se probó por primera vez en 2003 en Inglaterra y se expandió por otros países. Si bien es cierto que la afluencia de público aumentó, muchos criticaron el intento de convertir el críquet en un show en vez de en el juego pausado y meditado tradicional. Con el T20, el críquet ya no era críquet.
En 2007 se celebró el primer Campeonato del Mundo de T20, justo en el momento en el que peor reputación tenía. Los aficionados de toda la vida lo consideraban un formato de segunda, sin mucho futuro. En India, donde el ODI tenía a la población totalmente entregada, lo de jugar como mucho solo tres horas le parecía una tontería. Acudió a la primera edición obligado por el Consejo Internacional de Críquet, y decidió llevar a un equipo joven, sin sus máximas estrellas del ODI.
No parece que les fuera mal. Los jóvenes, aunque más inexpertos, sabían cómo jugar este tipo de partidos, lo que supuso una clara ventaja. Finalmente, y ante la sorpresa de todos, tal y como sucediera en 1983, se harían con el primer Mundial de la nueva competición.
El críquet, un deporte a la altura de los más grandes
Si la India vivió un boom tras de la conquista del Mundial de 1983, pasó lo mismo en 2007, esta vez con el T20. Un año después se creó la Indian Premier League, un formato revolucionario que supo conectar el espectáculo dentro y fuera del terreno de juego y que, además, permitía a las televisiones retransmitir todo el choque sin problemas de horario. Los beneficios se dispararon. En apenas unos meses, la India caía rendida ante una modalidad que hace unos meses aborrecía.
El país supo conectar sus dos puntos fuertes, críquet y Bollywood, y muchos actores y actrices de renombre se dejaban ver por los estadios. Otros países de la zona, como Bangladesh y Pakistán, crearon también sus propias ligas ante el éxito de sus vecinos, que añadían novedades interesantes, como una subasta de jugadores antes de que dé comienzo la competición. El inicio de una nueva era.
En la actualidad, el eje mundial del críquet no es Inglaterra, sino la India. Su liga de T20 ha revolucionado el críquet, logrando que sus derechos televisivos estén prácticamente a la altura de los del fútbol. Esto es lo que ganan las principales ligas del mundo del deporte gracias a la televisión:
- La NFL tiene un contrato de nueve años (2013-2022) valorado en 39.600 millones.
- La NBA firmó un contrato en 2016 por el que percibirá 24.000 millones en nueve años.
- La MLB, 10.500 millones por siete años (hasta 2021). Además, algunas cadenas regionales han firmado acuerdos con los clubes de sus ciudades. El más ostentoso, el de Los Angeles Dodgers con la cadena regional Time Warner Cable, por el que el equipo de béisbol ganará 7.300 millones de euros en 25 años.
- La Premier League, la liga inglesa de fútbol, más de 5.000 millones de euros para el período 2019-2022.
- El fútbol español vendió la parte fundamental de sus paquetes en el mes de junio por 3.421 millones en tres años.
- La Indian Premier League recibirá 2.500 millones de euros los derechos televisivos desde 2018 hasta 2023, gracias al acuerdo con Star India, subsidiaria de 21st Century Fox.
Como se puede observar, el T20 compite de tú a tú en beneficios con la liga española, y cada vez reduce más la diferencia con la liga inglesa, toda vez que las tres grandes competiciones de EEUU son inalcanzables. Y cuidado, porque al contrario que el fútbol, que parece haber alcanzado su tope, el críquet todavía está en plena expansión. La velocidad y emoción logradas con el T20 provoca que anualmente millones de seguidores se sumen al deporte de moda. Por poner un ejemplo, se espera que el valor de marca de la Indian Premier League aumente en 2019 un 20%, una cifra descomunal.
El críquet ya no es el juego del típico gentleman británico de antaño, es un espectáculo global dispuesto a expandirse más allá de Asía y Oceanía y arrebatar el trono del fútbol, que todavía domina Europa y Sudamérica. ¿Veremos a nuestros nietos intentando derribar el wicket?