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La seguridad vial también es una cuestión económica: cuanto más caro es su coche, menos se detiene el conductor en un paso de cebra
Un estudio señala que, por cada 900 euros que sube el precio de un coche, se reducen en un 3% las posibilidades de que el conductor del mismo ceda ante un peatón en un paso de cebra.
08 Febrero 2022
|La seguridad vial es uno de los temas que más en serio se toman (o deberían tomarse) la mayoría de países, que ven cómo centenares o miles de ciudadanos pierden la vida cada año o sufren lesiones por accidentes de tráfico o atropellos de todo tipo. Y no, no necesariamente tenemos que pensar en los graves accidentes de las autopistas o carreteras comarcales. En las grandes ciudades se dan también numerosos problemas, que a veces se quedan en un susto, pero no por ello son menos peligrosos. Muchos de ellos tienen que ver con los pasos de peatones.
Las leyes de circulación dentro de una ciudad son necesarias para mostrar cierto equilibrio entre un tráfico que no se exceda y una vida peatonal digna y segura. Por ello, ceder en los pasos de peatones es una de esas obligaciones que se debería cumplir. Sin embargo, pocas veces se hace, y ante este problema, un estudio de la Universidad de Nevada ha analizado las posibles causas que se esconden detrás de este fenómeno. Y la verdad, son bastante sorprendentes.
El estudio, llamado Estimated car cost as a predictor of driver yielding behaviors for pedestrians, aparece en el Journal of Transport & Health y está disponible en Science Direct). En él se analizan 461 coches en el área metropolitana de Las Vegas. Lo primero que destaca en el estudio es que tan solo el 27,98% de los coches cedieron en el paso de peatones sin semáforos. Esto muestra la falta de conciencia y el poco respeto mostrado hacia la seguridad peatonal en las ciudades. Bien por entender que hay menos riesgo, o bien por el tráfico y el estrés de conducir en la ciudad, pero esta norma tan solo se respeta poco más de un cuarto de las ocasiones.
Sin embargo, la principal conclusión que se saca de este estudio es la influencia del valor económico del coche en la decisión de ceder o no. El estudio afirma que, por cada 900 euros que sube el valor del vehículo, aumenta en un 3% la posibilidad de que no el conductor no se pare ante un peatón. Es decir, la actitud mostrada en la carretera está estrechamente ligada al coche que se conduce, y por ende, al nivel económico del conductor.
En el uso del coche se refleja la actitud discriminatoria
Este tipo de cuestiones, que a menudo parecen cotidianas y poco relevantes, son al fin y al cabo el fiel reflejo de las diferencias socioeconómicas. Es curioso que la riqueza de cada uno, representada en el coste del coche, termina siendo un factor diferencial a la hora de tratar a la gente y de ser respetuoso. También es cierto que el nivel del coche puede estar condicionado por más variables que la de la simple situación económica, ya que mucha gente prefiere gastar todos sus ahorros en un coche, mientras que otros con un alto nivel económico prefieren ir con un coche sencillo y gastar el dinero en otras cuestiones. A pesar de ello, el estudio resulta interesante en rasgos generales, y muestra, grosso modo, ese cambio de actitud según renta económica.
No pararse en el paso de cebra, un actitud ligada también al racismo
Otra de las conclusiones que se extraen del estudio de la Universidad de Nevada es que la decisión de ceder o no depende de los rasgos del peatón. Es decir, que según quién sea el que está a punto de cruzar la carretera, el conductor toma una u otra decisión. Cuando el peatón que cruza es mujer o de raza blanca, la posibilidad de ceder aumenta a un 31,33% y 31,17%, respectivamente. Sin embargo, cuando es hombre o de una raza que no sea blanca, disminuye al 24,06% y al 24,78%. Es decir, que el prejuicio de raza y de género es ciertamente notable a la hora de parar.
En definitiva, de un pequeño estudio se pueden sacar grandes conclusiones. Por un lado, se ve que el respeto por los peatones es escaso entre los conductores, bien sean de un perfil socioeconómico u otro. Algo que debería ser obligatorio, y que debería tener un porcentaje bastante elevado, no supera ni el tercio de los casos. Por otro lado, de una problemática como esta se pueden sacar conclusiones más generales, relacionadas con los perfiles socioeconómicos y sus idearios discriminatorios. La apariencia de un alto status económico, parece ir asociada a un escaso respeto por los demás y a actitudes de superioridad o incluso racistas.