La cárcel más grande de América está en El Salvador: tiene capacidad para 40.000 presos

La guerra de El Salvador contra las bandas: Bukele construye una cárcel para 40.000 pandilleros

El presidente salvadoreño construye la cárcel más grande toda América, con capacidad para 40.000 presos, todos procedentes de las pandillas de El Salvador.

Por Irene Melgosa  |  08 Febrero 2023

El 31 de enero de 2023, Nayib Bukele, el controvertido presidente de El Salvador, inauguró uno de sus proyectos estrella: el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Considerada la cárcel más grande en toda América, la prisión, ubicada en Tecoluca, pretende albergar hasta 40.000 reos provenientes de las bandas de crimen organizado de El Salvador. La vigilancia correrá a cuenta de 250 policías y 600 soldados, en un modelo de prisión monumental que ha generado dudas sobre su efectividad.

En un reportaje más propio de un documental de televisión, el presidente salvadoreño nos enseña el CECOT acompañado de uno de los trabajadores del centro, así como el procedimiento que deberán seguir los presos y agentes de seguridad al entrar en él.

En primer lugar, todos pasarán por una máquina de rayos X en la que detectarán si se está introduciendo algún material ilícito. Después, se procede al registro de los reos, que, recordamos, serán únicamente procedentes de bandas, desde sus altos cargos hasta los bajos, para su posterior ingreso en las cárceles.

Todos serán tratados igual, sin importar su desempeño en las bandas ni a cuál pertenecían. La mezcla de pandilleros, o la inclusión de los capos en las cárceles con simples camellos, prometen convertir el CECOT en un polvorín. ¿Qué hará el centro para evitar problemas continuos? Vigilancia y dureza extremas, un habitual en la política de Nayib Bukele.

Así es el Centro de Confinamiento del Terrorismo
Así es el Centro de Confinamiento del Terrorismo Gobierno de El Salvador

Bukele y la mano dura como única respuesta

El Salvador es el tercer país del mundo con mayor tasa de homicidios, con 37,16 homicidios por cada 100.000 habitantes, solo superado por Jamaica y Trinidad y Tobago. Para solventar este grave problema, Bukele aplicó desde su llegada al poder en 2019 una política de mano dura, lo que le ha valido las críticas de numerosas organizaciones que defienden los derechos humanos.

La situación se hizo más llamativa a nivel internacional cuando, en marzo de 2022, declaró el estado de excepción para combatir a las pandillas. Los ciudadanos comenzaron a quejarse por no garantizarse el debido proceso judicial en las detenciones. Incluso algunos policías afirmaban que se les imponían cuotas de detención. Las ONG se hicieron eco de ello, pero Bukele arremetió duramente contra ellas.

¿Y los derechos humanos?

La concepción que se tiene del sistema penitenciario no es solo un problema de El Salvador, ni de Latinoamérica. Es un asunto internacional, que sin duda se agudiza en las regiones con menos recursos. ¿Qué esperamos de la cárcel? ¿Queremos que sea un lugar en el que se reforme a las personas para que no recaigan en la delincuencia a su salida? ¿O que sea un sitio donde los delincuentes sufran?

Mareros en la cárcel
Mareros en la cárcel Gobierno de El Salvador

La realidad es que en muchos países tratan de aparentar que buscan lo primero, pero luego señalan a quien ha pasado por la cárcel, sin dar realmente una segunda oportunidad. Y luego están los que, como El Salvador, directamente usan la cárcel como una retención inhumana de presos que pierden todos los derechos.

El Centro de Confinamiento del Terrorismo y las demás políticas de Bukele resultan cortoplacistas y no atacan a la raíz del conflicto. ¿Cómo te vas a reformar en una cárcel en la que no les interesa que te reformes, solo que te pudras? ¿Qué futuro te espera a la salida? Quizás con los presos que ingreses en el CECOT no haya mucho que hacer, pero convendría a Bukele y a los próximos presidentes salvadoreños anticiparse al verdadero quid de la cuestión, lo que provoca que El Salvador sea un estado fallido: la falta de inversión en alternativas para la juventud salvadoreña. La pobreza y la desigualdad son las que generan la criminalidad.

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