¿Tiene Simeone la culpa de su fin de ciclo en el Atleti?
El Cholo se encamina hacia un previsible final de ciclo en el que su figura se está viendo más dañada que nunca. Pero, ¿hasta qué punto tiene él la culpa de los dos últimos años desastrosos del equipo?
10 Noviembre 2022
|"A morir los míos mueren, no le temen a la muerte. Sabemos que somos peores a otros equipos por jugadores, sabemos que lo somos, es nuestra virtud, el día que pensemos que somos mejores, nos meten cuatro".
Estas palabras las pronunció Diego Pablo Simeone en una entrevista para Canal+ con Gustavo López, hoy en su cuerpo técnico (sin saber muy bien cuál es su papel), a mediados de enero de 2015. El Atlético era campeón de Liga y subcampeón de la Champions, y tenía en su plantilla a Gabi, Tiago, Godín, Raúl García o a un recién llegado Fernando Torres, entre otros. "Con Torres seguimos recuperando sentimiento de pertenencia", había comentado el Cholo pocos días antes.
Por aquel entonces, el Cholismo, la forma de afrontar un partido, una temporada, una vida, era el método a seguir por el resto de equipos, y había devuelto al Atlético al lugar que se merecía, e incluso a una dimensión mayor en la que jamás había estado.
Casi ocho años después de aquellas declaraciones de Simeone, no queda ni rastro de lo que había tras ellas. No hay jugadores que estén dispuestos a morir en el campo, sí hay una falsa creencia de superioridad ante la mayoría de rivales que se traduce en falta de intensidad que te hace perder los partidos, pero sobre todo, no hay un ápice de sentimiento de pertenencia, ni por los jugadores que defienden la camiseta, ni por las señales de identidad que tenía el club (el escudo y el estadio). Ahora solo quedan las rayas rojiblancas, y además están torcidas.
Sin guerreros, mensaje ni pertenencia, el Cholismo se queda en nada. De hecho, nadie usa ya ese término, porque el Cholismo murió hace tiempo. Esto ha arrastrado a Simeone, el hombre que ha llevado el peso del club durante una década, hacia la nada más absoluta, desgastando su hasta hace poco inalterable figura de manera tan rápida como dañina. Porque a cualquier aficionado neutral le duele ver a la mayor leyenda de la historia reciente de un club en este estado catártico, de desesperación y soledad. Guardiola anticipó su fin de ciclo con el Barcelona con la famosa frase "me voy antes de que nos hagamos daño". Con el Cholo eso, desgraciadamente, no parece que vaya a suceder.
Ahora bien, con el final de Simeone presumiblemente inevitable, es hora de analizar quién tiene la culpa de la caída del César: ¿él mismo, los jugadores, o la directiva?
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Comencemos la casa por el tejado, sobre todo si este tiene goteras. Y hagámoslo con un dato bastante esclarecedor. Según Transfermarkt, desde la temporada 2011-2012 en la que entra Simeone hasta la 2022-2023 actual, el Atlético ha invertido únicamente 103 millones en la plantilla.
Menos de 10 millones al año. Ese ha sido el desembolso del club en su etapa más gloriosa restando los gastos a los ingresos por fichajes. Durante esta década, han invertido más dinero todos los equipos que han pisado la Premier League, incluido los que llevan unos meses como el Nottingham Forest. Pero es que también lo han hecho el Marsella, el Krasnodar, el Dynamo de Moscú, el Parma o el ¡Cruz Azul de México!, entre otros.
El Atlético de Gil Marín lleva siendo un equipo de compraventa de activos desde hace décadas. Solo que antes vendía por 10 y compraba por 7, y ahora vende por 130 y compra por 120. Pero la inversión sigue siendo la misma, prácticamente nula. Eso significará al menos que las cuentas estarán saneadísimas al menos, ¿no? Pues no.
Haber invertido 100 millones en 10 años, y que el club haya generado más ingresos deportivos que nunca por los resultados cosechados, no ha impedido que el Atlético esté bordeando constantemente la bancarrota y la quiebra técnica. ¿Por qué? Preguntad a Gil Marín.
El Manchester United de Ferguson también tuvo años malos durante su largo proyecto. Entre 2004 y 2006, no ganaron la Premier y no superaron los octavos de final de la Champions. ¿Qué hizo la directiva esos años? Traerle a Rooney, Van der Sar, Evra y Vidic, entre otros. En la 2006-2007, ganó la Premier, y en la 2007-2008, hizo doblete Premier-UCL. ¿Qué va a hacer el Atlético? Vender hasta al apuntador porque no hay un euro.
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¿Tiene la culpa Simeone de que, a principios de 2021 con la Liga prácticamente ganada, varios jugadores se relajaran y contrajeran el COVID, dejando mermada a la plantilla? ¿Tiene la culpa Simeone de que se cometan errores defensivos impropios de un futbolista profesional, se fallen goles impropios de un futbolista profesional o se fallen también pases a dos metros impropios de un futbolista profesional? ¿Tiene la culpa Simeone de que no haya nadie capaz de revertir una situación adversa en el terreno de juego?
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Entonces, ¿qué culpa tiene Simeone?
Principalmente, la de haber tragado con todo. Con una directiva que le ha usado de escudo, y con una plantilla por la que parece estar dispuesto a morir definitivamente, cuando ellos ni se pincharían un dedo por él.
Aun así, mal haríamos en tratar al Cholo únicamente como una víctima. Su eterna lealtad y compadreo con Gil Marín y su nula crítica al proyecto, por muchas trabas que le pusieran (la última, solo poder usar a Griezmann 30 minutos por partido), le han terminado pasando factura. Así como no posicionarse nunca con el aficionado en cuestiones vitales como el cambio de estadio o de escudo. "Soy un hombre de club", dijo hace poco Simeone para justificar por qué dejaba a Griezmann en el banquillo anteponiendo las directrices de la directiva a los resultados, una frase y un acto que poco tienen que ver con el Cholo de antaño.
En la gestión de los jugadores, la figura del entrenador no puede salirse de la ecuación. Bien es cierto que él no tira al centro y sin fuerza los penaltis, ni manda un pase fácil directamente al rival, pero sí se encarga de ganar al contrincante desde la pizarra. Y hace mucho, demasiado, que eso no sucede. La sensación de que el equipo no está trabajado es palpable cada partido, sin automatismos ni una manera de atacar, presionar o defender mínimamente aceptable.
Enfrentarte al Atlético de Simeone era como acudir al dentista. Ahora es como ir a una tienda de gominolas. Quizás la vuelta tras el parón por el Mundial sirva para que el equipo remonte el vuelo, como ya pasó en 2020 con la pandemia, pero el desgaste parece ya irreversible. Simeone asumirá toda la culpa, como lleva haciendo desde 2011, y terminará abandonando el Atlético. ¿Pero se acabarán con él los problemas?