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El Ajax, el último bastión contra el fútbol moderno en la élite europea
El fútbol moderno nos ha hecho perder buena parte de la pasión y el sentimiento que teníamos por el fútbol de élite. Sin embargo, el renacer del Ajax supone una nueva esperanza que nos devuelve la ilusión y la creencia de que no siempre los más grandes ganan. Su lucha es nuestra lucha.
17 Abril 2019
|Pase lo que pase, 2019 será un año inolvidable para el Ajax. El equipo holandés se ha convertido, sin duda, en la gran sensación de la Champions League, al arrasar al Real Madrid en octavos y a la Juventus en cuartos, especialmente en los partidos fuera de casa. En el Bernabéu ganó 1-4 cuando había perdido 1-2 en la ida, y en el Juventus Stadium perdía 1-0 y consiguió darle la vuelta. El resultado fue 1-2, pero podrían haber caído bastantes más si llegan a concretar las ocasiones desperdiciadas.
Cabe recordar que el Ajax ya le puso las cosas muy difíciles al Bayern en la fase de grupos. El conjunto bávaro no le pudo ganar ni en Múnich ni en Ámsterdam, y a punto estuvo de perder la primera plaza. Sin embargo, nadie sospechaba por diciembre que el Ajax alcanzaría en 2019 las semifinales por primera vez en este siglo, más aún conociendo los rivales que ha tenido enfrente. Y no ha habido mejor noticia para el fútbol que el renacer de este club histórico.
Porque, aunque cabe recordar que el Ajax tiene cuatro Champions (1971, 1972, 1973 y 1995) y dos subcampeonatos (1969 y 1996), la realidad es que el fútbol moderno ha acabado con su importancia en competiciones europeas. La cantera del Ajax siempre ha sido una de las más prolíficas de Europa, pero no siempre puedes encontrar un Cruyff, y cualquier joven perla de los últimos 15 años ha abandonado el barco en cuanto ha empezado a despuntar, mareado por los grandes de Europa, que a golpe de talonario fichan a cualquier chico prometedor que mantenga la ilusión a los aficionados.
¿Qué provoca esto? Que los equipos que actualmente están en un tercer escalón nunca puedan mantenerse en la élite continental. Lo único que pueden hacer es trabajar en la sombra para lograr un equipo que un año puntual sorprenda a Europa y resignarse a ver cómo se desmiembra el bloque el siguiente verano. Le pasó hace unos años al Mónaco de Mbappé, y ahora le pasará al Ajax.
Un Ajax que ha vuelto a encontrar una generación histórica, que ya alcanzó en 2017 la final de la Europa League y que, con Erik ten Hag al frente desde finales de ese mismo año, ha terminado de empastar un estilo que recuerda al de la época de fútbol total de Cruyff. El equipo es valiente y va a por todas, ha encontrado la madurez necesaria con la veteranía que aportan Tadic y Blind, juega siempre con el balón pero no de forma pasiva precisamente, y se ha convertido en una delicia para el aficionado neutral.
Pero lo más importante de todo es el soplo de aire fresco necesario que ha aportado a la máxima competición de clubes, dominada por esos gigantes que, envalentonados por las ventajas que les ha dado el fútbol moderno, convertido ya en un deporte en el que el dinero lo puede todo, ocupan todas las portadas día tras día y se reparten entre ellos todo el pastel. Por eso, debemos estar agradecidos ante un Robin Hood holandés que se ha cargado a dos de los tres principales favoritos y nos ha vuelto a hacer creer que no siempre el más fuerte gana.
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El problema es que, muchos de los aficionados y prácticamente toda la prensa que hoy admiran al Ajax por cómo juegan y por su recorrido en esta edición de la Champions, están deseando que termine la temporada para hacer cábalas sobre por qué equipo fichará uno u otro, dejando al conjunto de Ámsterdam hecho un solar. De nuevo, el fútbol moderno gana. Si un equipo se salta las normas y le toca las narices a los más grandes, ya se encargarán de incluirlo en el circo mediático para acabar con él a los pocos meses cuando no quede ninguno de esa generación triunfadora. Que nos fastidie un año, pero que ni se le ocurra sentarse en nuestra mesa.
Cuando arranque la próxima temporada, las hienas habrán dejado el Ajax actual prácticamente en un bonito recuerdo y volveremos al dominio mediático y futbolístico de los de siempre. Pero, hasta entonces, todavía podemos disfrutar un poco más de un equipo que a base de valentía y desparpajo nos ha reconquistado con el fútbol cuando cada vez era más difícil volver a enamorarse de él.